Según un estudio realizado en EEUU por parte del sitio de bienes raíces Realtor.com, dos tercios de la población cree que es buena idea vivir en una casa impresa en 3D. Los más jóvenes están más dispuestos a esta posibilidad: millennials y miembros de la generación X adhieren en un 75% y 69%, respectivamente.
En relación a los ingresos, consumidores urbanos con ingresos más altos estarían más dispuestos a vivir en hogares creados por esta tecnología.
Este tipo de construcción posee ventajas frente a la construcción tradicional: su costo es más bajo, es más eficientes energéticamente, más resistente frente a desastres naturales, se construye más rápido y con menor impacto medioambiental.
Actualmente la Universidad de La Plata y la empresa de construcción Astillero Río Santiago trabajan en el desarrollo de una gran impresora para construir estas viviendas revolucionarias que están en su momento de auge.
19 de agosto 2021, 23:36 GMT
Estas impresoras tienen el mismo tamaño que las construcciones finales. Con seis metros de ancho, esta tecnología se desliza sobre rieles y cuenta con una viga con el cabezal de deposición. La construcción puede realizarse en diversos tamaños, en función de la longitud del riel de la impresora.
Las viviendas podrían ser de 42, 62 y 72 m2 distribuidos en hasta tres plantas. Las de mayor tamaño podrán ser construidas en tan solo 50 horas, una diferencia de tiempo enorme respecto a la construcción tradicional, que lleva meses y hasta un año.
Además, se explotarán sus posibilidades ecológicas: "Van a estar armadas con biodigestores, paneles solares, precalentadores de agua", dijo a La Nación el ingeniero a cargo del proyecto, Daniel Antonelli, de la empresa Astillero Río Santiago.
En las Américas, si bien hay casas en 3D en México y Estados Unidos, las impresoras provienen de Europa, por lo que esta creación podría ser una de las primeras de la región en revolucionar el campo de la industria y el mercado inmobiliario.