"Los reporteros siempre andamos corriendo para lanzar la noticia y en las carreras vamos dejando en las libretas historias profundas para escribirlas más tarde. Ese momento no llega hasta que decides sentarte a escribir, para ello necesitas tiempo y espacio", dijo.
La Editorial Hormiguero, nuevo sello mexicano independiente, eligió lanzar el primer proyecto literario de Tena: 30 relatos marcados por la fantasía y la emoción de un niño que descubre el lado oscuro de la vida.
El autor dijo adiós al vértigo de las noticias, que lo llevaron por el mundo latinoamericano, un periplo marcado por cuatro años como corresponsal en La Habana, donde sus crónicas acercaron la realidad con la magia, como la historia del habanero que se fumó la Biblia.
"Por ahí hay una historia que me contó un chofer en Cuba; él era filósofo marxista y su padre, católico. Ambos, en lo peor de la crisis económica, llamada Periodo Especial [en los años 90], se fumaron la Biblia", cuenta Tena sobre la sublimación de aquella realidad.
Cerillo es el niño nacido en la emblemática Colonia Doctores de la Ciudad de México, donde el autor creció en ambientes donde las calles se volvían canchas de fútbol y escenarios de batallas campales.
"Literal, el chofer conseguía picadura de tabaco y el papá entregó su Biblia. Esa historia la recreo con la vida de un rudo gladiador de lucha libre y su hijo homosexual", cavila sobre la mixtura de sus cuentos.
Del periodismo a la literatura
Sobre las historias olvidadas en las libretas de reporteros como estímulo literario responde: "Algunas libretas las extravié o de plano las tiré al pensar que no iba a llegar el día en que me iba a sentar a escribir literatura; pero rescaté de mi frágil memoria algunos pasajes que adapté al estilo de historias que tiene mi libro, que se sitúa en los años 60 y 70 en el barrio de la Doctores".
Ante el montón de realidades acumuladas en la experiencia de trotador de mundos ajenos, Tena se define: "Mi literatura tiene un sutil sentido del humor, necesario para digerir dramas tan fuertes que se viven en un barrio bravo de Ciudad de México".
La polifonía de sus personajes se vuelca en la atropellada acumulación de hallazgos que hacen ignición en la vida de Cerillo, su personaje principal.
La materia prima es esa: "Es un caleidoscopio de vivencias personales y de amigos o gente que conocí en el camino; puedo estar seguro de nadie queda indiferente al cerrar el libro".
Tena encontró en Hormiguero una invitación a sumar su ficción a una comunidad que asemeja a las sociedades de hormigas que conforman un superorganismo donde "unidos somos más que la suma de nuestras partes".
Sobre el camino de retratar lo más cercano a la realidad con la mayor fertilidad de la magia y la imaginación que está en la génesis de la literatura de autores latinoamericanos, confiesa: "Tras publicar Cara de Perro me planteé quemar las naves, he anunciado mi retiro en la organización ambientalista internacional donde trabajo y continuar escribiendo más entregadamente a la edad de 63 años".
16 de julio 2021, 23:47 GMT
Tena se decidió a escribir ficción tras una dramática experiencia reciente.
"Me impulsó una tragedia: en el sismo del 19 de septiembre de 2017 me acerqué a un hombre que estaba bajo dos columnas de concreto. Lo iba a auxiliar cuando alguien pasó corriendo y gritando", recuerda.
Lo aturdió el grito de alarma que escuchaba: "¡Huyan, el tanque de gas va a estallar!".
Tena cuenta su reacción azorada: "Miré al hombre, imposible sacarlo de ahí sin ayuda de una grúa. Me suplicó mirándome a los ojos: 'Ayúdame'. Yo eché a correr, lo dejé ahí; eso me causó un trauma que saqué escribiendo el libro".
La elección de la mirada infantil ha sido un recurso de grandes escritores como Antoine de Saint-Exupéry, autor de El principito.
El libro 'Cara de perro'
© Sputnik / Gerardo Tena
Tena explica su elección: "La vida es dura, pero me doy el gusto de reescribirla, de abrir la puerta del infierno para salvar a mis personajes. Cerillo tiene esa mirada infantil: limpia de malicia, profunda y reveladora".
Acerca de las realidades más perturbadoras que le interesa retratar responde de inmediato: "El abuso doméstico es una violencia de baja intensidad que afecta a las personas y que no sale en los diarios hasta que se convierten en tragedia".
"En particular —prosigue— contra la infancia, época en la que los humanos se forman o deforman".
A lo largo de los relatos de Cerillo, el lector encara una interrogante atroz: ¿Se puede recobrar la esperanza después de perder la inocencia?
Responde: "Es difícil salir adelante de experiencias traumáticas, pero siempre se puede con ayuda de los otros, para mí el reconocimiento del valor de la existencia de los demás es fundamental para salvar a las sociedades".