"Algunos me querían muerto", dijo, y añadió que incluso algunos religiosos ya preparaban el cónclave para elegir a su sucesor.
"Todavía vivo. Aunque algunos me querían muerto. Sé que incluso ha habido encuentros entre prelados que pensaban que el papa estaba más grave de lo que se dijo. Preparaban el cónclave. Gracias a Dios, estoy bien", comentó Francisco.
Con estas palabras el papa se refirió a los movimientos dentro de la Curia romana después de la intervención a la que fue sometido en el hospital Gemelli de Roma, donde permaneció ingresado durante 10 días antes de regresar al Vaticano.
Surgieron también rumores después de la cirugía, según los cuales el sumo pontífice tanteaba la posibilidad de renunciar. Sin embargo, Francisco lo negó y dejó claro que "nunca" se le "pasó por la cabeza".
Estas declaraciones fueron publicadas por la revista La Civiltà Cattolica, junto con el resto del diálogo que mantuvo con los jesuitas eslovacos en Bratislava el 12 de septiembre.
El cónclave es la reunión de cardenales de 80 años que ejercen de electores dentro de la Capilla Sixtina para seleccionar al nuevo santo padre después de la renuncia o muerte de su antecesor.