"Planeamos establecer en cuestión de tres años 140 estaciones para monitorear el permafrost. Serán pozos de hasta 30 metros de profundidad, dotados de aparatos para el monitoreo. Los equipos se fabricarán en Rusia, en Omsk y Moscú. Consideramos en torno a 1.700 millones de rublos [más de $23 millones] el importe que se requiere para la creación de esta red", declaró Kozlov durante una visita a los astilleros Admiralty Shipyards.
En agosto pasado, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) advirtió que el calentamiento global podría amplificar aún más el deshielo del permafrost y la pérdida de la capa de nieve estacional, del hielo terrestre y del hielo marino en el Ártico.
Un mes antes, un alto cargo de la Fiscalía General de Rusia estimó en 1.724 millones de euros anuales el daño económico ocasionado al país por el descongelamiento del permafrost.
En mayo de 2020, unos 21.000 metros cúbicos de combustible diésel almacenados en una central termoeléctrica de la empresa NTEK, subsidiaria de Nornickel, se vertieron desde un tanque cuyos soportes se habrían deformado por la desaparición del permafrost. Por resolución judicial, Nornickel se vio obligado a pagar el equivalente de casi 1.950 millones de dólares por el daño medioambiental.
El derrame contaminó con derivados de petróleo un lago de 735 kilómetros cuadrados cerca de Norilsk. Su repoblación con tímalos, corégonos y esturiones tomará unos 18 años y requerirá casi 9.000 toneladas de alevines, según algunos expertos.