"Ahora la situación [en Afganistán] es muy incierta, por lo tanto no es el momento de hacer predicciones", dijo Kato, contestando a la pregunta de si es posible reconocer a los talibanes como el nuevo liderazgo de Afganistán.
Según Kato, las autoridades japonesas tomarán la decisión necesaria "basándose en los intereses nacionales de Japón y en cooperación con otros Estados involucrados, incluido Estados Unidos".
Del 6 al 14 de agosto, los combatientes del movimiento talibán se hicieron con el control de todas las capitales provinciales de Afganistán y el día 15 entraron en Kabul, retomando el poder tras dos décadas de intervención aliada que llegará a su término a fines de este mes.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, huyó del país y pidió asilo en Emiratos Árabes Unidos.
Los talibanes afirmaron que aspiran a un "traspaso completo" del poder, y a la vez aseveraron que en los próximos días sostendrían negociaciones nacionales para formar "un gobierno transparente, inclusivo e islámico".
Según algunos informes, las fuerzas que oponen resistencia a los talibanes empiezan a concentrarse en el valle de Panjshir bajo la dirección del jefe guerrillero Ahmad Massoud y del vicepresidente primero Amrullah Saleh, quien reivindica actualmente el papel de mandatario legítimo de Afganistán.