A pesar de lo que muchos medios occidentales han afirmado, el Gobierno chino no ha reconocido oficialmente a los talibanes como las nuevas autoridades legítimas de Afganistán. Sin embargo, lo que sí ha dicho es que mantendrá unas buenas relaciones con ellos.
"El movimiento Talibán de Afganistán ha expresado repetidamente su esperanza de desarrollar buenas relaciones con China y espera la participación de China en la reconstrucción y el desarrollo de Afganistán, y nunca permitirá que ninguna fuerza use el territorio afgano para hacer cosas que pongan en peligro a China", expresó el Ministerio de Exteriores de China en un comunicado.
Desde varios países ya han llovido las críticas contra China por adoptar una postura distinta a la de la "comunidad internacional" (es decir, las potencias occidentales). Sin embargo, Pekín tiene fuertes razones para adoptar una postura pragmática hacia el regreso de los talibanes al poder. Veamos algunas de ellas.
Las tierras raras
Hasta ahora las inversiones de China en Afganistán no alcanzan un volumen significativo. Según el medio Nikkei Asia, las inversiones más importantes que ha realizado Pekín han sido en los sectores de la minería de cobre (2007) y la explotación de petróleo (2011), pero ninguna de las dos rindió los frutos esperados.
China además ha participado en las construcción de infraestructuras como hospitales, viviendas, pequeñas fábricas y algunas carreteras.
Sin embargo, el verdadero interés de China podría estar en los enormes recursos minerales que posee Afganistán, especialmente en lo que se refiere a las llamadas tierras raras.
El país asiatico, que tiene una superficie similar a la de Chile, posee una reserva de minerales valorada en 1 billón de dólares, según cálculos realizados por científicos estadounidenses.
De acuerdo con un artículo publicado por NBC, que cita a los científicos, Afganistán posee 60 millones de toneladas de cobre, 2.200 millones de toneladas de mineral de hierro, 1.4 millones de toneladas de elementos de tierras raras como lantano, cerio y neodimio, y vetas de aluminio, oro, plata, zinc, mercurio y litio.
Solo el depósito de carbonatita de Kaneshin, situado en la provincia de Helmand y valorado en 89.000 millones de dólares, está lleno de elementos de tierras raras.
Estos elementos son cruciales para la fabricación de dispositivos tecnológicos y ya se sabe que uno de los objetivos estratégicos de China es convertirse en el líder de este sector.
La estabilidad de Xinjiang
Si bien es cierto que China y Afganistán comparten una frontera de tan solo 76 kilómetros, este angosto corredor conecta con la región autónoma de Xinjiang, la cuarta más grande del país.
Desde comienzos del siglo XX esta región ha sido un foco de tensión para China. La mitad de su población, unas 12 millones de personas, pertenecen a la etnia uigur y en su mayoría profesan el islam. Muchos de ellos también están a favor de la separación de China.
De hecho, en 1933 los uigures declararon la Primera República del Turquestán Oriental, pero el estado no reconocido solo existió por dos años. En 1944 apareció la Segunda República del Turquestán Oriental, pero en 1949 el gobierno comunista de China retomó el control sobre esos territorios.
Varios países occidentales acusan a Pekín de oprimir a los miembros de la etnia uigur. China, por su parte, niega todas estas acusaciones sobre los presuntos abusos a los derechos humanos en Xinjiang y alega su sistema de campos de "reeducación" está allí para combatir el separatismo y la militancia islamista en la región.
Por eso, si China puede asegurarse de que el nuevo gobierno de Afganistán no se convierta en un aliado del Movimiento Islámico de Turquestán Oriental, considerado radical por Pekín, estaría disminuyendo la posibilidad de que se produzcan ataques terroristas o hasta un conflicto armado en Xinjiang.
La presencia de las tropas de EEUU en su frontera
Para nadie es un secreto que China se ha unido a Rusia, Corea del Norte e Irán en el club de los países que representan una ‘amenaza a la seguridad nacional de EEUU’ y que los círculos de poder en Washington no esconden su animadversión a la emergencia de China como la principal potencia económica y tecnológica del planeta.
Algunos políticos y militares estadounidenses incluso ven inevitable que se produzca una confrontación militar entre ambas potencias. Pekín sabe que este escenario no está lejos de convertirse en una realidad y por eso hará todo lo posible para mantener a las tropas estadounidenses lejos de sus fronteras.
16 de agosto 2021, 16:55 GMT
La salida de las tropas de EEUU de Afganistán es, sin duda alguna, un gran alivio para Pekín.
En definitiva, la postura de China hacia el resurgimiento de los talibanes parece estar guiada sobre todo por el pragmatismo y el cuidado de sus intereses nacionales. Pekín es consciente de que ideológicamente no tiene nada en común con el Talibán, pero entrar en una confrontación directa con los nuevos jerarcas de Afganistán puede tener un costo muy alto para sus intereses económicos, territoriales y geopolíticos. El mundo ya no es el mismo de 1996.
*Organización terrorista proscrita en Rusia y otros países.