Los días feriados de agosto pasaron sin la algarabía de antaño, ni las ferias y bazares que solían adueñarse del recinto ferial Cifco, reconvertido en un megahospital para tratar los casos más críticos de COVID-19, y vacunar a unas 16.000 personas al día.
Aún así, muchas personas salieron de su rutina cotidiana para hacer algo de turismo doméstico, irse a la costa, la montaña, o simplemente dormir un poco más de lo habitual, en jornadas de denso calor diurno, y repentinas tormentas nocturnas.
Ya el alcalde de San Salvador, Mario Durán, había confirmado que no habrían Agostinas este año, aunque algunos pensaron que el avance en la campaña de inmunización sería suficiente para olvidar el confinamiento de 2020, y salir a disfrutar este año.
"La decisión de suspender las fiestas obedece a seguir con las indicaciones del Ministerio de Salud, es importante cuidarnos y ser responsables, debemos proteger a la familia salvadoreña", declaró Durán al estatal Canal 10.
Sin embargo, el edil dejó abierta la posibilidad de abrir las puertas de eventos deportivos, teatros, parques arqueológicos e instalaciones con valor histórico, a las personas que hayan completado su ciclo de vacunación, y muestren su cartilla para demostrarlo.
Además, Durán se comprometió a apoyar a la Iglesia Católica en sus iniciativas pues, después de todo, las Agostinas son las fiestas patronales de esta capital, y la procesión del Salvador del Mundo es uno de sus momentos climáticos.
El colocho no bajó
Estas celebraciones solían comenzar con una concentración alrededor del monumento al Salvador del Mundo para esperar el desfile de Correos, con sus carrozas y bailes, y un tropel de personajes del folclore cuscatleco y de la cultura pop.
El clímax del evento era la "Bajada del Colocho", como llaman a la mencionada procesión que lleva en andas una ancestral figura de Cristo, desde la Basílica del Sagrado Corazón hasta la Catedral Metropolitana, con misa solemne incluida.
Los historiadores no logran ponerse de acuerdo con el origen de esta festividad, pero todos ubican su inicio en la tercera década del siglo XVI, con una recreación de la Transfiguración de Jesús que comenzaba con un paseo del pendón real.
Este año hubo concentración popular ante la Catedral, pero sin "Bajada": miles de fieles acudieron al templo y escucharon la misa, transmitida también por redes sociales, pero no fue instalada la plataforma donde cada agosto emerge el Cristo transfigurado.
Mucho turismo… y accidentes
La ministra salvadoreña de Turismo, Morena Valdez, valoró el impacto de las Agostinas en el sector, con el ingreso de unos 145.000 visitantes al país, que dejaron una derrama cercana a los 167.8 millones de dólares.
La mayoría de esos visitantes fueron "hermanos lejanos", como llaman los salvadoreños a su diáspora residente en Estados Unidos, quienes suelen regresar a sus orígenes en esta fecha y en Semana Santa.
Valdez destacó la afluencia a sitios de interés como el parque Balboa y el Cerro Verde, así como la entrega de unas 600.000 mascarillas en parques recreativos, destinos turísticos y sitios culturales durante el periodo vacacional.
Sin embargo, en el período vacacional se registraron 457 accidentes, 167 más que en 2019: las autoridades de Protección Civil desestimaron las estadísticas de 2020, pues entonces regían medidas más estrictas de confinamiento y cuarentena.
Los accidentes de tránsito fueron la principal emergencia atendidas, provocados por la conducción temeraria, el exceso de velocidad y el consumo de bebidas alcohólicas, aunque también se reportaron casos de incendios y ahogamientos en el litoral.
Por lo pronto, los salvadoreños retornaron a la normalidad, muchos con las baterías cargadas, otros con la preocupación de un eventual rebrote de casos de COVID-19, con el agravante de las nuevas variantes del coronavirus recién detectadas en el país.