La batalla campal entre demócratas y republicanos, primordialmente en la frontera sur de EEUU, se trasminó al muy importante estado estratégico de Sonora que ostenta el primer depósito mundial de litio en Bacadéhuachi.
Si el poderoso grupo Tesla, cuyo principal accionista es Elon Musk, gran aliado de Trump, buscaba el suculento litio de Sonora para las baterías eléctricas de sus vehículos, ahora el clan demócrata de Albright Stonebridge Group, vinculado al exasesor de Seguridad Nacional y obsesivo compulsivo rusófobo Zbigniew Brzezinski, parece ser que será premiado con su enajenación catastral minera por el muy controvertido recientemente electo gobernador Alfonso Durazo Montaño —fracasado secretario de Seguridad Nacional en su 'lucha' contra el imparable el narcotráfico.
En efecto, el gobernador Durazo que aparenta pertenecer al Gobierno del presidente hipernacionalista López Obrador de la 4T—cuando en realidad ha sido saltimbanqui de varios partidos: desde el PRI, pasando por el PAN, el PRD, hasta hoy en Morena— anunció sin rubor alguno la incorporación a su gabinete de la exembajadora en México Roberta Jacobson —consagrada de lleno a la 'mesa' de Latinoamérica en el Departamento de Estado— en el Consejo de Desarrollo Sostenible del Estado de Sonora .
Llamó poderosamente la atención que el gobernador electo Durazo, que entraría en funciones hasta el 1 de septiembre, opere libremente con la tácita aprobación de la gobernadora en funciones Claudia Pavlovich del PRI, y gran aliada del poderoso político, también del PRI, Manlio Fabio Beltrones— felicitado públicamente por el exsecretario del Pentágono Robert Gates por haber incrustado a México en el Comando Norte (NorthCom/NORAD).
En varios de sus tuits exhibicionistas, el gobernador electo Durazo mostró sus perturbadores vínculos con el omnipotente think tank Atlantic Council y con el Banco Mundial, además de políticos estadunidenses de Arizona y Nuevo México, con quienes promovió el concepto de una "megarregión binacional (sic)"—donde brilla intensamente el litio de Sonora— que abre la caja de Pandora de la balcanización en México, mientras en el sur de EEUU azota el flagelo de su secesión.
Lo más alarmante para los todavía nacionalistas mexicanos radica en la psicobiografia de la exembajadora de México, la israelí-estadunidense Roberta Jacobson, cuya función en México fue consolidar la reforma energética del anterior presidente Peña Nieto y el verdadero poder tras el trono Videgaray, además de promover la neomalthusiana reingeniería sexo-sociologista a grado tal de haber encabezado su proselitismo en las calles.
Lo más impactante radica en que Roberta Jacobson es socia de la poderosa empresa estadunidense de alcance global Albright Stonebridge Group.
Así como demostré en 2013 la membresía poderosa de Albright Stonebridge Group, que sirvió para catalizar la reforma energética en México, ahora con su socia Roberta Jacobson lo más probable es que asalten el litio mexicano.
En 2013 exhibí quiénes eran los miembros de Albright Stonebridge Group: el influyente demócrata Lee Hamilton, vicedirector de la aciaga Comisión 9/11; el financiero Roger Altman, mandamás del banco de inversiones Evercore Inc; Charles Prince, exdirector de Citigroup, del que es socio el expresidente neoliberal globalista Zedillo; y Samuel Berger, exasesor de Seguridad Nacional con Clinton. ¡La crema y nata del Olimpo de los demócratas globalistas neoliberales!
Dejo de lado la exhumación de las trácalas financieras de Evercore, exhibidos como lavadores/evasores fiscales en los Paradise Papers.
El asalto de la enajenación catastral del petróleo mexicano valió también la pena la incursión financiera de BlackRock y JP Morgan Chase.
Vale la pena colocar en su relieve trascendental a la exsecretaria de Estado, la israelí-estadunidense Madeleine Albright, nacida en Praga, quien amén de haber sido pupila del polaco-canadiense-estadunidense Brzezinski, formó parte del aparato cupular de política exterior con los Clinton (Bill y Hillary) y Obama.
La exsecretaria de Estado Madeleine Albright a sus 84 años opera hoy un esquema financiero global, paralelo a la política exterior de EEUU, mediante la empresa que controla: Albright Stonebridge Group, asociada a Dentons Global Advisors, uno de los principales bufetes de abogados del top ten de EEUU, con 22.000 empleados (entre ellos 12.000 abogados), y con un mirífico alcance global.
Se desprende así un tridente de Neptuno que opera en el Deep State las "inversiones de EEUU", mediante sus dilectas y selectas empresas de funcionarios de alto ranking, como Albright Stonebridge Group, y con la sabia protección jurídica de Dentons Global Advisors.
Como si lo anterior fuera poco, la dupla Albright Stonebridge Group/Dentons Global Advisors realiza sus coinversiones en los países subdesarrollados con los banqueros israelí-británicos: los célebres Rothschild y su marioneta, el megaespeculador con disfraz de filántropo, George Soros.
Se pudiera aducir que Albright Stonebridge Group/Dentons Global Advisors, en conjunción con la dupla Rothschild/Soros, subsumen la quintaescencia del globalismo neoliberal noratlántico.
Para deslumbrarnos todavía mucho más, la temeraria visita del gobernador electo Durazo al think tank Atlantic Council, con sede en Washington, estremeció aún más la conciencia de la nación mexicana, a menos de que a estas alturas de la vida y a sus 67 años de edad ignore la dimensión geoestratégica de su atrevimiento entreguista unilateral.
Amén de haber propulsado el hoy fracasado TTIP (Tratado Transatlántico de Inversión y Comercio), de los rangos del Atlantic Council han surgido prominentes Asesores de Seguridad Nacional como el general retirado James Logan Jones, asesor de Obama. También Susan Rice, exasesora de Seguridad Nacional también de Obama, fue uno de sus miembros sobresalientes, no se diga el exgeneral mormón Brent Scowcroft, asesor de Seguridad Nacional con los presidentes Gerald Ford y Daddy Bush, quien fungió como director interino del Atlantic Council. ¡Cómo abundan los asesores de Seguridad Nacional provenientes del Atlantic Council!
De dos cosas una, o las dos: Durazo se metió a la boca del lobo o deliberadamente cumplió con las hipotecas de su pasado tenebroso.
Existe mucha similitud —o como dirían los franceses déjà vu— cuando también la asesora de Seguridad Nacional Condoleezza Rice y hoy directora del superbélico Instituto Hoover de la Universidad Stanford, aleccionó a los mexicanos entreguistas del petróleo en un retiro en Sunnylands donde aparecen el israelí-mexicano Enrique Krauze Kleinbort —un súbdito de George Soros y miembro del Committee on the Present Danger y la Comisión Trilateral, y quien sería luego Director de Pemex, Emilio Lozoya Austin— por cierto, hoy perseguido por sus fétidas tratativas con Odebrecht.
En forma estrujante, para dimensionar la envergadura de sus alcances, el think tank Atlantic Council —que parece más bien el cuerpo teórico de la política exterior de EEUU— fue dirigido nada menos que por el senador Chuck Hagel.
También vale la pena dimensionar la generosa recepción de fondos para Atlantic Council de 25 países como el Gobierno británico, y entidades y personalidades de grueso calibre: Goldman Sachs, Rockefeller Foundation, JP Morgan Chase Foundation, BlackRock, General James L. Jones, el Departamento de Estado (sic) y hasta la Open Society de George Soros y la pestilente Brurisma Holdings de Ucrania, que financió las tratativas crapulosas de Hunter Biden, hijo del actual presidente.
Antes de entrar en funciones, Durazo ya abrió la caja de Pandora de la balcanización de México, cuando hasta donde se sabe, se trató de un acto unilateral que no cuenta con el apoyo conspicuo del presidente nacionalista López Obrador ni de la secretaria de Energía y candidata presidencial Rocío Nahle.
El futuro de México se juega con el litio de Sonora.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK