Durante el confinamiento por la pandemia, la pareja estaba examinando de manera virtual el terreno en su área en busca de yacimientos cuando de repente se topó con el insólito sitio. Fue entonces cuando Neville y Sally decidieron ponerse en contacto con el Museo de Historia Natural.
"Estábamos buscando nuevos sitios que explorar cuando terminase el confinamiento. Normalmente lo hacemos desplazándonos por los mapas de Google en las zonas donde sabemos que se habían descubierto fósiles", explica Sally.
Sin embargo, los Hollingworth ni siquiera podían imaginar la importancia científica del yacimiento que encontraron y el número de especímenes que escondía.
Durante las posteriores excavaciones, los paleontólogos del Museo de Historia Natural encontraron centenares de fósiles bien conservados de raras especies como lirios marinos, pepinos de mar, estrellas pluma y estrellas de mar que suelen descomponerse poco después de morir y requieren un entierro instantáneo en un sedimento bajo en oxígeno para conservarse.
Al examinar las posturas de los animales fosilizados, los investigadores concluyeron que las criaturas —que habitaron la zona en el jurásico medio, o hace entre 174 y 164 millones de años— fueron enterradas vivas durante un deslizamiento de tierra subacuático, por lo que bautizaron el insólito yacimiento como la Pompeya jurásica.
"Su estado de preservación es absolutamente increíble. ¡Esos bichitos tienen 167 millones de años!", expresa Sally.
Por su parte, Neville —quien en 2004 halló un cráneo de mamut— califica el descubrimiento de "único". Los científicos creen que algunos de los restos fosilizados podrían pertenecer a especies jamás antes descritas.