"Como toda persona que compite quiero la medalla de oro, pero soy realista, mi competencia no entrena en las condiciones que entreno yo; sin embargo, yo como siempre doy lo mejor, y así como pude lograr mi sueño (de estar en los Juegos) quizá puedo llegar más allá de lo que pienso. Que sea lo que Dios quiera, yo estoy listísima para dar mi 100%", dijo a Sputnik la atleta venezolana.
El 29 de junio, luego del cierre del ranking mundial para el impulso de bala, se conoció que Espinoza consiguió asegurar el boleto a sus segundos Juegos Olímpicos.
"Me toca competir el 30, el 31 es el descanso y el 1 sería la final, llegando y compitiendo. Todas las emociones están reunidas, y me siento un poco preocupada porque son 13 horas de diferencia, y que cuando llegue allá a la hora de la competencia esté somnolienta, no sé si estos seis días previos me permitirán adaptarme" al horario de Tokio, agregó.
Batalla solitaria
Espinoza, de 36 años, es residente de San José de Barlovento, una zona costera del estado de Miranda (norte).
En su formación, la atleta ha contado con el apoyo, primero, del entrenador venezolano William Romero, quien falleció hace 13 años, y posteriormente de Vladimir Kevo en Eslovenia, país en el que estuvo hasta septiembre de 2019.
Volvió a Venezuela para acompañar a su madre, Victoria Echenique, de 72 años, quien presentó problemas de salud.
Para la atleta, la manutención en el extranjero resultaba cuesta arriba, principalmente cuando debía ocuparse de su madre.
Sin embargo, suspender su entrenamiento en Eslovenia no le supuso un obstáculo, y por el contrario decidió aplicar los conocimientos que ha adquirido en 25 años de entrenamiento en lanzamiento de bala.
"Yo en este tiempo he entrenado sola, aplicando lo que he aprendido durante mi trayectoria aquí en Venezuela y Eslovenia, porque yo comencé en este deporte a los 11 años. Ya tengo 36, algo se me quedó. Aquí en la casa trabajo la fuerza y en el estadio la técnica con el lanzamiento", indicó.
El esfuerzo de Ahymara para alcanzar su sueño es enorme. Mientras se escribía este artículo, la atleta se ncontraba en una larga fila intentando cargar su auto con gasolina para poder llegar al aeropuerto, desde donde partiría a Turquía como escala previa a Tokio.
"Voy sola en este viaje. Bueno, voy con Dios", afirmó.
Amor de madre
Pero también la acompaña en espíritu su madre, quien manifestó a Sputnik su emoción y orgullo por el logro de su hija.
"Me siento emocionadísima. La emoción no me cabe en el pecho, estoy que reviento de la emoción. Mi hija es hermosa, maravillosa, buena hija, es mi hija la que me acompaña porque mis otros dos hijos lamentablemente murieron y solo me queda ella. Yo no sé nada de la disciplina que ella práctica, pero la apoyo con todo lo que puedo", dijo.
Espinoza, quien se había acercado más que en los últimos tres años a su récord nacional de 18,19 metros, figura en el puesto 31 del ranking mundial y ahora se prepara llena de ilusiones para la competencia mundial más importante.