"Si aparece una variante más agresiva del virus este contagia a un mayor número de personas, pero otras variantes no se reproducen, se propagan más lentamente y luego desaparecen", dijo al señalar que la "gravedad de la enfermedad no progresa y en definitiva, el parásito ideal no pretende matar a su dueño".
Semiónov explicó que para el virus, el aumento de su contagiosidad significa el aumento de su eficacia.
Según recordó, existen otras variantes de coronavirus –no COVID-19– que provocan resfriados temporales comunes y son bastante contagiosos, pero nadie muere de esas variantes ni es más grave el curso de la enfermedad.
Desde el 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud califica como pandemia la enfermedad COVID-19 causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 detectado a finales de 2019.
A lo largo del mundo se han registrado más de 188,8 millones de casos de infección por el patógeno, incluidos más de cuatro millones de decesos según la Universidad Johns Hopkins de EEUU.