"Creo que el objetivo –me refiero a aquellos que han orquestado acciones en Bielorrusia– era repetir aquí lo de Ucrania […] Y luego trasladar esa experiencia a Rusia. El objetivo último hoy no es Bielorrusia sino Rusia, que se va convirtiendo delante de nuestros ojos en una fuerte potencia global", declaró Makéi en una entrevista con el canal de televisión RT.
El canciller aseguró que Minsk planea cooperar estrechamente con Moscú para contrarrestar los intentos de interferencia desde el exterior.
Las elecciones presidenciales del 9 de agosto de 2020 en Bielorrusia, que otorgaron un nuevo mandato a Alexandr Lukashenko, dieron origen a varios meses de protestas. Lukashenko, en el poder desde 1994, obtuvo el 80,1% de los sufragios, frente al 10,1% de la candidata opositora Svetlana Tijanóvskaya, según el escrutinio oficial. La oposición bielorrusa denunció un fraude masivo y exigió repetir los comicios, opción que Lukashenko descartó.
19 de abril 2021, 19:33 GMT
En los primeros días las fuerzas del orden reprimieron las protestas con gas lacrimógeno, balas de goma, cañones de agua y granadas aturdidoras. Según el Ministerio del Interior, las movilizaciones se saldaron con tres muertos, centenares de heridos y miles de detenciones. Más tarde, la violencia callejera amainó, pero las protestas continuaron, al tiempo que las autoridades detenían o expulsaban de Bielorrusia a las figuras más visibles de la oposición.
Svetlana Tijanóvskaya permanece exiliada en Lituania.
Varios países, entre ellos EEUU, miembros de la Unión Europea, el Reino Unido y Ucrania, no reconocieron esos comicios. En cambio Rusia, China, varias naciones del espacio postsoviético, Cuba, Venezuela, Nicaragua y Turquía, entre otros, dieron por válidos los resultados de la votación.