"Recuerden que el país permanece bajo estado de sitio, eviten salidas innecesarias", reza uno de los mensajes compartidos en grupos de alerta destinados a la comunidad latina en Haití.
El 8 de julio, luego que las autoridades confirmaran presencia de hispanohablantes en el comando que asesinó a Moise, ciudadanos apresaron a varios sospechosos que se refugiaban en Jaulisie, un barrio pobre que bordea la pujante comuna de Petion Ville, y los entregaron a la Policía.
En medio de la confusión, el Gobierno advirtió a la población no tomar la justicia por sus manos, mientras la estatal Oficina de Protección del Ciudadanos recordó que muchos latinoamericanos presentes en Haití son profesionales que ofrecen sus servicios al país, particularmente en el campo de la salud.
La referida Oficina consideró "inaceptable que sean objetos de persecución, ataques y acusaciones sin pruebas".
En redes sociales circularon informes sobre supuestos ataques a nacionales cubanos, desmentidos luego por diplomáticos y directivos de la Brigada Médica de ese país, quienes aseguraron a la prensa no registrar incidentes hasta el momento.
Mientras tanto, la vida se reanuda paulatinamente en las ciudades con la apertura de pequeños y grandes negocios y los transportes colectivos, conocidos como tap tap, comienzan a llenar las esquinas en busca de pasajeros.