"La señora canciller del Reino de España ha hecho en estos días, ofensivas declaraciones sobre Nicaragua, y sobre el presidente de Nicaragua, recordándonos el cinismo y la desvergüenza de tantas tropelías y crímenes atroces, cometidos por la corona española durante la brutal conquista de las sagradas tierras nuestroamericanas", apuntó la misiva en su párrafo introductorio.
El origen del encontronazo tuvo lugar el 24 de junio cuando el presidente nicaragüense Daniel Ortega, en su mensaje ante la XIX Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) denunció actos de injerencia en asuntos internos de su país, liderados por la representación diplomática estadounidense en Managua, pero que involucraba también a la sede española, entre otras.
"De repente los llevaban a la embajada de España, y después los llevaban a otra embajada, recorriendo las embajadas europeas y la embajada yanqui [estadounidense], y pidiendo apoyo, pidiendo dinero, dicho por ellos mismos, jactándose después de entrar y salir de esas reuniones, dicho en las redes, pero además a la vista del público", explicó el mandatario nicaragüense.
El día 25 la miembro del gabinete del socialista Pedro Sánchez salió en defensa de su embajadora en Managua, María del Mar Fernández-Palacios, al asegurar que los diplomáticos españoles cumplían escrupulosamente con sus obligaciones bajo la convención de Viena y las reglas internacionales.
En rueda de prensa con su homólogo iraquí, Fuad Hussein, la titular española de Exteriores, Unión Europea y Cooperación, pidió a Ortega que se dejara de excusas y liberara a los (en ese momento 20) opositores detenidos.
La carta de la Cancillería nica dice que González Laya mostró una ignorancia atrevida, y una ferocidad impropia para la diplomacia, al dirigirse “al presidente de un pueblo libre y soberano, con voz de alguacil”, y calificó sus palabras de “perorata delirante de trasnochada mandamás”.
"Culturalmente nunca hemos sido, ni somos, súbditos de su reino. Todo lo contrario, señora González. Fuimos sometidos al dominio esclavo por la fuerza brutal de la espada y la cruz. Nosotros hemos denunciado, y denunciamos, la barbarie y la aniquilación genocida de nuestros pueblos originarios, el codicioso saqueo de nuestros recursos naturales (…)", expresó la misiva de protesta.
El texto epistolar instó a la canciller hispana a aplicar en el territorio del Estado español “una pizca de esa democracia que a otros exigen, liberando a sus presos políticos”.
Calificó de absurda la persecución, exilio y a prisión, sufrida por líderes catalanes indultados esta semana bajo “estrictas condiciones de no repetición”.
"A ellos [los independistas catalanes] les han sido violentados sus derechos humanos durante tres años, y (…) se siguen violentando al inhabilitarlos de hecho, para ejercer funciones públicas”, recordó la Cancillería nicaragüense.
Finalmente indicó que la embajadora española en Managua es solo un pálido reflejo de una política injerencista que sigue los dictados de Washington.