La llegada del año 5529 del calendario aymara, marcada por los primeros rayos del sol a partir de las 7:00 locales (11:00 GMT) en el altiplano, fue celebrada por todo lo alto, con el presidente Luis Arce en escena, en gran contraste con la casi clandestinidad en que transcurrió un año antes.
"Vengo a mi waca [lugar sagrado en aymara] con mucha humildad y con mucho respeto a nuestros achachilas [divinidades], para pedir mucha salud para el pueblo boliviano (…), necesitamos siempre la qamasa o esa energía que nos va a venir de nuestro Inti [padre sol]", dijo Arce extendiendo las manos hacia el oriente, donde surgía el astro rey.
El gobernante fue el orador principal en la ceremonia de bienvenida al sol, transmitida por la televisión estatal, en un templo semisubterráneo de las ruinas de Tiwanacu, a unos 70 kilómetros al oeste de La Paz, centro de una cultura anterior a la de los Incas del Cusco peruano.
A la celebración central del también llamado Willka Kuti, o retorno al sol que coincide con el solsticio de invierno del hemisferio sur, concurrieron centenares de yatiris (sacerdotes aymaras), líderes indígenas y sindicales, autoridades y diplomáticos.
El festejo liderado por el Gobierno incluyó ceremonias similares en centenares de sitios ceremoniales en ciudades, pueblos y comunidades rurales del país, reviviendo una fiesta que había sido ignorada hace un año por el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez.
El vicepresidente David Choquehuanca, aymara de una comunidad ribereña del lago Titicaca, próximo a Tiwanacu, habló también en el mismo acto de respeto a los valores y tradiciones indígenas, puestos en el centro de la vida política boliviana con el "proceso de cambio" liderado por Evo Morales desde 2006.
"Hemos venido con mucho respeto a este lugar sagrado para caminar junto a nuestros pueblos, nuestros abuelos, nuestras montañas, nuestros animales, a la Pachamama, por la soberanía de nuestros pueblos", dijo Choquehuanca.
El presidente Arce dijo que la celebración del año indígena, oficialmente denominado Año Nuevo Andino Amazónico y del Chaco por un decreto emitido hace una década por Morales, era una celebración democrática que unía a todos los bolivianos en torno a valores y con el desafío de la pandemia de COVID-19.
"Como nunca necesitamos pedirle a nuestra Pachamama [madre tierra], a nuestro Inti, fuerza y salud en estos días difíciles", afirmó.
Fiesta ancestral
El año nuevo indígena recuperó así su lugar de uno de los actos más importantes de los pueblos originarios, en particular los andinos, cristianizados por la colonización española sin perjuicio de conservar sus creencias en el Inti y la Pachamama.
En Tiwanacu, como en otros sitios ceremoniales al aire libre, los yatiris encendieron fogatas en las que quemaron fetos de llamas y ofrendaron licores y dulces a las deidades andinas y a sus antepasados, pidiendo en especial por la salud y la sabiduría de Arce y Choquehuanca.
Cantos y bailes autóctonos alrededor del fuego animaron el festejo del nuevo año solar en el calendario aymara, a la vez que pututus (instrumentos artesanales de viento) sonaban como fondo desde colinas cercanas.
Según el calendario aymara, una convención adoptada por antropólogos aymaras y líderes comunitarios, 5529 resulta de añadir los 529 años transcurridos desde el descubrimiento de América por Cristóbal Colón a los 5.000 previos de existencia de la cultura tiwanacota.
Desde el decreto del Gobierno de Morales, el año nuevo indígena es feriado nacional en Bolivia, con suspensión de actividades públicas y privadas.