En un primer nivel de análisis, los ingenieros encontraron que el 32% de ese tramo tenía fallas "Grado B", que refieren a "vulnerabilidades, patologías, daños o deficiencias que deben ser analizadas en un siguiente nivel, o incluso en un Nivel 3".
El Colegio de Ingenieros encontró cinco puntos en donde recomienda una atención prioritaria.
Las dos primeras son la "separación entre el puente vehicular del periférico y las columnas del viaducto elevado del Metro".
Otras dos falencias son fisuras en columnas y en "tabletas presforzadas con alto nivel de filtraciones"; además, "cabezales dañados por el trabajo de los topes sísmicos".
La quinta recomendación indica una "revisión del refuerzo realizado en el tramo cercano a la Estación Nopalera".
En el restante 68% del tramo, hallaron deficiencias o afectaciones Grado C, que "simplemente requieren la actuación en términos rutinarios de atención".
Ese diagnóstico es la primera etapa del análisis elaborado por la institución, realizado solo con observación y "apoyo de equipo topográfico".
El análisis no involucró la Zona Cero, en donde se registró el mortal colapso.
El peritaje preliminar oficial, elaborado por la empresa noruega DNV, encontró una "falla estructural por deficiencias en construcción".
Las autoridades capitalinas tenían intenciones de abrir el tramo subterráneo, donde comenzaron pruebas desde el 25 de mayo, pero el colapso del tramo elevado impide su mantenimiento.