La vacunación avanza por el mundo desarrollado y los hospitales comienzan a tomar aire. Ahora, más allá de la urgencia de apagar el incendio de la pandemia, es el momento de recuperar el pulso médico-científico. Por eso, 80 centros de investigación de todo el mundo han comenzado esta semana los ensayos de vacunación en niños.
En total, alrededor de 3.200 niños participan en este proceso pionero llamado a asentar seguridad y certezas entorno a la vacunación para niños de entre dos y doce años. Tras una fase inicial, se desarrolla la fase II y III, en la que se aplica vacunación y placebos a diferentes niños para comparar posibles efectos y se gradúan las inyecciones para encontrar la mínima dosis que asegure la efectividad en distintos rangos de edad.
"No podemos olvidar que en todos los procesos, la parte nuclear del ensayo es la seguridad, y para eso desarrollamos esta investigación pionera", explica a Sputnik Ignacio Salamanca, coordinador de la Unidad de Investigación del Grupo IHP, la firma privada andaluza que desarrolla la investigación con las vacunas Pfizer.
El proceso cuenta con la aprobación de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y define grupos de edad, de dos a cinco años, de cinco a 11 y de 12 a 18 años. La relevancia del ensayo es doble, por un lado, destaca la protección de los pequeños, y por otro frena la expansión de posibles nuevas cepas y contagios.
Vectores de transmisión
En mayo de 2020 la comunidad científica internacional estaba en alerta ante los efectos de la pandemia en niños y adolescentes. La aparición del síndrome inflamatorio multisistémico hacía presagiar lo peor. Por suerte, una de las enseñanzas menos malas que deja este máster en medicina y pandemias que estamos realizando como sociedad, es que ya sabemos que los niños ni sufren ni contagian tanto.
"Al principio se pensaba que el COVID–19 podría actuar como una gripe, que afectaría más a los niños, por suerte el porcentaje de gravedad en niños es solo del 2%. Es bajo y además, no son supertransmisores", detalla Salamanca. No obstante, para propiciar una menor transmisión, es "esencial" este estudio, "porque ellos merecen estar protegidos y porque tenemos que limitar al máximo la circulación del virus".
El estudio arrojará nuevas certezas científicas que permitan más seguridad y un aumento de la eficacia, siempre con el aval de ensayos científicos. Hasta ahora, la vacunación solo estaba aprobada desde el pasado 28 de mayo para mayores de 12 años.
"Somos un país ejemplar"
Las instalaciones del IHP son un ir y venir de familias. El trasiego es sinónimo de generosidad, son familias que no dudan, sin remuneración ni compensación alguna, en participar voluntariamente en los ensayos.
"Lo hago por mí y por mis amigos, que podrán estar vacunados más pronto, así podremos jugar como antes", afirma un niño de 11 años que se ha visto obligado a vencer su miedo a las agujas.
"Yo lo hago porque así podré ir con mi padre al estadio a ver el Betis", comparte otra sevillana de sólo 6 años a los sanitarios.
"Siempre lo comparo al hecho de que seamos la primera sociedad donante de órganos, la generosidad de las familias en estos ensayos me recuerda que somos un país ejemplar", reflexiona satisfecho Salamanca.
Esta generosidad tiene mucho valor. Al hecho de querer proteger a los niños y a los hijos propios, hay que sumar las dudas ante las vacunas que Salamanca entiende como naturales. "Es una cuestión inherente al ser humano, un miedo antropológico, esa resistencia existe desde que se crearon las vacunas de Jenner contra la viruela, por eso ponemos mucho en valor estos ensayos".
11 de mayo 2021, 15:26 GMT
Sobre cómo lidiar con los miedos a la experimentación y con la miopía de los antivacunas, el doctor Salamanca, que lleva toda su carrera apuesta por simplemente, dar información y buscar el "nexo común que compartimos los padres dudosos y los científicos, que no es otro que el bienestar del niño".
Salamanca y el Grupo IHP acumulan 50 ensayos de vacunas, con la colaboración de más de 6.000 niños, siendo un equipo puntero a nivel mundial, especialmente en vacunas como las del VPH, el Meningococo B o el Neumococo.
A pesar de las evidencias científicas que cifran en cuatro entre un millón para mayores de 55 años y 11 entre un millón para jóvenes de 25 años, las posibilidades de sufrir daños graves por la vacuna de AstraZeneca, por poner el ejemplo más controvertido, la reticencia sigue existiendo. "Es que han hecho la vacuna muy rápido, no me fío", solemos leer/oír como argumento contra el proceso de vacunación. "Entiendo ese miedo, pero las personas tienen que entender que el desarrollo científico en este campo es una evolución continua y actualmente, la seguridad del paciente es el aspecto básico”, aclara Salamanca, en alusión a la evolución respecto a la vieja ciencia de otros siglos que experimentaba con presos o militares.
Pasemos página pronto
El verdadero riesgo no es la inseguridad de las vacunas contra el COVID. El riesgo está en el sistema de vacunación general y el colapso sanitario del que aún no nos hemos recuperado. Las coberturas vacunales han descendido en todas las comunidades autónomas entre un 5 y un 60%.
Instituciones como la OMS o UNICEF advierten de que, a nivel global, hasta 80 millones de bebés corren el riesgo de contraer enfermedades por la ausencia de vacunas (difteria, sarampión, poliomielitis). Es necesario recuperar el ritmo de vacunación global sino queremos retroceder al pasado, sanitariamente hablando.
"Es curioso, pero en nuestra sociedad sigue funcionando más evitar el riesgo que destacar los beneficios", reflexiona Salamanca, que expone la necesidad de progresar con certezas en la vacunación para niños, como "bien social", pero aclarando que este progreso está exento de peligros.
También en embarazadas
El mismo proceso está ya en marcha con embarazadas. Aunque la única certeza que hay sobre los efectos de la vacunación en las mujeres encinta es la vía de los hechos consumados en EEUU, "queremos retomar también en ese ámbito el pulso científico".
Teniendo en cuenta que en la mayoría de Comunidades Autónomas la vacunación sigue rondando a las personas de más de 40 años, no hay un gran campo de muestra sobre los efectos en embarazadas. Existe por ejemplo la cuestión de qué hacer con la segunda dosis de AstraZeneca en embarazadas.
En Andalucía, la Consejería de Salud y Familias aclara que se puede esperar a finalizar el embarazo y obtener la segunda dosis, o ponerse durante el embarazo la de Pfizer. Por el momento, hay más experimentación de vacunas ARN mensajero en embarazo, esa carencia esperan suplir pronto desde el IHP de Sevilla.