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La gran muralla verde: así lucha China contra la desertificación

Paralelamente a la Gran Muralla de China, se construye otra línea de defensa, la gran muralla verde. Esta vez el 'enemigo' a vencer son las tormentas de arena y la desertificación que amenazan las zonas densamente pobladas del norte del país.
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La gran muralla verde es una barrera medioambiental artificial diseñada para detener la invasión del desierto y frenar el cambio climático.
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El proyecto se inició en la década de 1970. Para 2050, se espera que el bosque artificial cubra 400 millones de hectáreas, es decir, más del 40% del territorio del país.

En la foto: transporte de árboles a un lugar de plantación en el borde del desierto de Gobi, en la provincia de Gansu.

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El desierto de Gobi es el tercero más grande del mundo y cubre vastas zonas de Mongolia y el norte de China.

En la foto: árboles plantados al borde del desierto de Gobi, en la provincia de Gansu, en el marco del proyecto de la gran muralla verde.

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Un hombre prepara el terreno para la siembra en el borde del desierto de Gobi, en la provincia de Gansu.

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Actualmente, la gran muralla verde es el mayor proyecto de jardinería en la historia de la humanidad.

En la foto: un hombre riega los árboles plantados al borde del desierto de Gobi, en la provincia de Gansu.

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Los 'dragones amarillos', como los chinos llaman poéticamente a las tormentas de polvo, se tragan cada año hasta 1.300 kilómetros cuadrados de terrenos.

En la foto: una mujer y su ganado en una aldea al borde del desierto de Gobi, en la provincia de Gansu.

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En China existe una campaña de plantación voluntaria de árboles que estipula que todos los ciudadanos mayores de 11 años deben plantar de tres a cinco árboles cada año.

En la foto: escolares caminan por una duna de arena hacia un lugar de plantación de árboles en el borde del desierto de Gobi, en la provincia de Gansu.

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China trata de convertir los desiertos y pantanos estériles cercanos a sus fronteras en tierras de cultivo.

En la foto: un trabajador planta maíz en una aldea cercana al borde del desierto de Gobi, en la provincia de Gansu.

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Los expertos afirman que la labor de reforestación de China se ha vuelto más sofisticada a lo largo de los años, ya que el Gobierno se beneficia de décadas de experiencia y es capaz de movilizar a miles de voluntarios para plantar árboles.

En la foto: unos lugareños cortan un árbol plantado en el borde del desierto de Gobi, en la provincia de Gansu.

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En su mayoría se plantan los álamos y tamariscos, que son poco exigentes. Se prevé que se adaptarán al clima local y crecerán rápidamente. Además, se planea plantar álamos genéticamente modificados.

En la foto: un residente local cerca de un canal de riego en una granja forestal estatal en el borde del desierto de Gobi, en la provincia de Gansu.

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Trabajadores riegan los árboles plantados al borde del desierto de Gobi, en la provincia de Gansu.

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