Con una extensión de 2.570 kilómetros y un caudal medio de 20.000 metros cúbicos por segundo, el Paraná es el río más importante de la Cuenca del Plata, el conjunto de ríos y afluentes que abarca a los países de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay y que, además de claves por su valor ecológico, son un recurso estratégico para el comercio de los países del Cono Sur de Sudamérica.
En efecto, el río Paraná es la principal vía de transporte para la cuantiosa producción de granos no solo de Argentina (que tiene al puerto de Rosario, Santa Fe, como principal salida) sino también de Paraguay, Bolivia y la región de Mato Grosso de Brasil. La soja es el producto estrella del Paraná pero el río también transporta la producción de trigo, sorgo, arroz, cebada y otros cereales.
Desde el punto de vista ecológico, el Paraná también es crucial por su variedad de peces: dorados, sábalos, surubíes y bogas, entre otros, tienen en el río su hábitat natural.
12 de abril 2021, 17:01 GMT
Es precisamente esa importancia la que hace que autoridades, empresarios y ambientalistas se mantengan alertas por la situación del río, que por segundo año consecutivo presenta una bajante fuera de lo común. Desde mayo de 2021, la Comisión Mixta Argentino-Paraguaya del Río Paraná (Comip) reporta una "fuerte reducción del caudal" del río en el tramo argentino-paraguayo del río.
La baja en el caudal del río queda en evidencia en zonas como Rosario —tercera ciudad de Argentina y principal puerto granelero—, donde en los primeros días de junio el río tenía una altura de 1 metro cuando su altura promedio es de 3,4 metros. En varios puntos de su recorrido, el nivel del Paraná ya es menor al límite de aguas bajas, cuando la navegación ya comienza a comprometerse.
Un reporte del Instituto Nacional del Agua (INA) de mayo de 2021 ilustra la gravedad de la situación al compararla con la bajante que se registró en el mismo mes de 2020, cuando la situación fue calificada como "extraordinaria" ya que no había registros de "un escenario tan grave en los anteriores 25 años".
Según el INA, "actualmente se verifican las condiciones necesarias para repetir o inclusive agravar tal escenario crítico".
24 de marzo 2021, 02:43 GMT
¿Cómo afecta al comercio la bajante del río Paraná?
La situación alarmó a los productores graneleros argentinos, debido a que el fenómeno se presenta precisamente en otoño, época en que se concentra la salida de los granos hacia el resto del mundo. Guido D'Amico, analista de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), comentó a la agencia de noticias Télam que la bajante obliga a que los buques graneleros reduzcan sus cargas, lo que incrementa de forma significativa los costos logísticos para los exportadores.
Los empresarios argentinos ya comienzan a hacer cálculos: la bajante obliga a que cada buque deje de embarcar entre 4.500 y 5.500 toneladas de carga, el 10% de su capacidad total. De acuerdo a las previsiones consignadas por Télam, solo en el mes de mayo de 2021 quedaron en tierra unas 722.000 toneladas de granos que no pudieron ser exportadas por la bajante, una cifra que representa 268 millones de dólares en el mercado internacional.
La alarma por las pérdidas comerciales llevó a las autoridades a permitir el "sobredragado" del río Paraná, habilitando a la empresa encargada de asegurar la profundidad del río a dragar unos 50 centímetros adicionales, según consigna el medio argentino Ámbito.
El medioambiente en peligro
Para la organización ambientalista El Paraná no se toca, la bajante del río "tiene grandes impactos ambientales" en varios frentes.
Uno de los más graves es el que tiene a los peces como principales víctimas. La bajante de 2021, sumada a la de 2020, provoca que se acumulen "dos años sin reproducción exitosa de peces por falta de crecientes", advierte la organización. En el mismo sentido, señala que "los peces encajonados en los cauces principales son presa fácil de la pesca comercial, que no les da tregua incluso los días de supuesta veda".
Los activistas acusan a las autoridades de no controlar estas amenazas humanas que se agregan a los riesgos causados por las bajantes, como habilitar la caza de patos o autorizar la exportación de toneladas de pescado.
El colectivo también denuncia que el sobredragado autorizado para combatir la bajante facilita que se sequen los humedales ubicados a lo largo del Paraná, un fenómeno que a su vez contribuye luego a la formación de grandes incendios forestales en territorio argentino.
Por último, la organización recuerda que el río Paraná es la fuente para la toma de agua para consumo urbano de la ciudad de Rosario, de casi un millón de habitantes, y otras localidades cercanas. La colocación de nuevas bombas para extraer más agua del río es otra de las amenazas al Paraná.
¿Por qué se seca el río Paraná?
Uno de los aspectos más preocupantes de la bajante detectada en mayo de 2021 es que es la continuación de un episodio similar registrado en el mismo mes de 2020, cuando el nivel del agua también generó problemas a la navegación.
De acuerdo al INA, el evento de 2021 indica que "la sequía y su correlato como bajante en los grandes ríos obedece principalmente a la persistencia de lluvias inferiores a las normales" desde el año 2019, cuando comenzó a registrarse en la cuenca del río Paraguay una sequía que luego se extendió a toda la Cuenca del Plata.
El informe del INA señala que las "anomalías negativas de lluvia" se mantienen en 2021 y que la "recuperación fugaz" que se registró en el mes de enero "no alcanzó para normalizar la situación" en el río Paraná. El reporte relaciona la falta de lluvias al fenómeno climático de La Niña, que afecta a la región.
Según los expertos, el fenómeno está lejos de mejorar, ya que la posibilidad de lluvias "no tiene visos de mejora en los próximos meses". Tal como sucedió en 2020, el 2021 también encontrará a la Cuenca del Plata en situación de "sequía generalizada", de acuerdo a las previsiones.
En su último informe, el INA se preocupó en aclarar que la operación de embalses en el territorio brasileño del río Paraná "no es la causa de la bajante" y que en la actualidad los embalses tienen reservas de agua inferiores a las de 2020. De hecho, esos embalses también se han visto afectados por la caída del nivel del agua y, de acuerdo al organismo, muestran una disminución interanual del 30% en sus reservas.
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