"Un posteo de esa naturaleza te ayuda a difundir algo en una magnitud que nosotros no lograríamos, ni con mucho dinero ni con mucho tiempo. Recuerdo que cuando vi el posteo tenía 10.000 reacciones en 10 minutos. Después 250.000, y subía", contó a Sputnik la directora de la Fundación Natura, María Teresa Vargas.
En los primeros cinco meses de 2021 se crearon cuatro áreas protegidas en Bolivia. Totalizan más de 1 millón de hectáreas de bosques puestos a resguardo del avance de la frontera agrícola. Tres de ellas se encuentran en la región de Chiquitanía, en el este del país, donde grandes incendios suelen consumir millones de hectáreas año tras año. El problema repercutía hasta en Hollywood y el actor Leonardo DiCaprio finalmente pudo respirar aliviado tras enterarse de que los territorios antes en peligro ahora tienen protección.
"Es una noticia alentadora para la riqueza de vida silvestre que sustentan estas áreas, y también para los grupos indígenas Chiquitano y Guarasug'we que viven dentro de las áreas y dependen de los bosques para su sustento", escribió DiCaprio en su publicación. Al instante, tenía casi medio millón de corazoncitos.
"Conforman una zona de amortiguamiento entre el área productiva de Santa Cruz, en la zona sur, y el área productiva que empieza a desplazarse en Beni (este). Es casa y hábitat para los pueblos indígenas que allí viven", explicó Vargas complementando al actor y ambientalista estadounidense.
Asimismo, la directora de Fundación Natura destacó otro peligro latente en la región, ya que "es un lugar donde hay una presión enorme para la expansión de la frontera agrícola. Hay distintos grupos de actores que están haciendo cambios de uso de suelo en la zona".
¿Qué valor tiene la zona de Chiquitanía?
Área protegida del Bajo Paraguá, en Santa Cruz, Bolivia
© Foto : Gentileza Daniel Coimbra/FCBC
De las tres áreas protegidas, la más grande es Bajo Paraguá, de 983.000 hectáreas, en el municipio de San Ignacio de Velasco. Al lado se conformó el Área Protegida Municipal Bajo Paraguá Concepción, de 154.000 hectáreas.
Lindan con el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, la Reserva de Vida Silvestre Ríos Blanco y Negro, la Reserva Científica, Ecológica y Arqueológica Kenneth Lee y el Parque Nacional Copaiba. "Todos juntos forman un corredor biológico natural de 5,3 millones de hectáreas", detalló la directora de la Fundación Natura.
La tercera, de 54.000 hectáreas, es el Área Natural de Manejo Integrado Serranía San Lorenzo, creada especialmente para conservar fuentes de agua. Desde la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC) y la Fundación Natura, explicaron el proceso para obtener la declaratoria de áreas protegidas sobre estos terrenos, que ancestralmente pertenecieron a los pueblos indígenas Chiquitano y Guarasugwe.
Área protegida del Bajo Paraguá, en Santa Cruz, Bolivia
© Foto : Gentileza Daniel Coimbra/FCBC
"Los tres alcaldes (de San Ignacio, San Lorenzo y Concepción) han creado las áreas protegidas para resguardar estos espacios naturales. Ya, por decreto, son reservas forestales desde 1988. La única actividad productiva que se podía realizar ahí era manejo sostenible de la madera", indicó Vargas.
Pero "hay una presión muy grande de interculturales (familias campesinas migrantes de la región andina) para asentar nuevas comunidades en la zona. También están los ganaderos, los empresarios, otros grupos económicos que quieren un espacio en ese territorio", alertó y remarcó, además, el valor enorme que tienen los bosques chiquitanos.
"Hay nueces que tienen un precio muy alto en el mercado, también hay especies maderables que se usan para instrumentos musicales de alto valor en Europa, así como maderas duras", ejemplificó la directora de Natura en referencia al especial interés que despierta en las industrias de mueblería y construcción de viviendas.
En estas áreas protegidas abunda el asaí, una palmera cuyo fruto es muy nutritivo. "El asaí cada día se consume más en América Latina y el mundo. Hacemos un manejo sostenible de esos bosques, para preservar la biología del área", agregó.
A la vez, ese corredor biológico de 5,3 millones de hectáreas "absorbe millones de toneladas métricas de dióxido de carbono. Si se hace el cambio de uso de suelo, esos gases se emitirán a la atmósfera", contó Vargas, quien describió a la zona como "un mar infinito de bosque".
¿Por qué tardó preservar Chiquitanía?
Área protegida del Bajo Paraguá, en Santa Cruz, Bolivia
© Foto : Gentileza Daniel Coimbra/FCBC
Rosa Leny Cuéllar, directora técnica de la FCBC, indicó a Sputnik que el proceso para la declaración de las tres áreas comenzó en 2015, con reuniones de las comunidades indígenas que viven en esos territorios. Los pueblos Chiquitano y Guarasugwe "demandaron hacer algo más para proteger esta reserva forestal, que ya estaba amenazada", dijo.
Se reunieron 40 instituciones, entre organizaciones de la sociedad civil (OSC) y organizaciones sociales, "para ver cómo se podía conservar de alguna otra manera, que no sea solamente como reserva forestal", comentó Cuéllar.
"Los pueblos indígenas se veían venir este proceso de deforestación, que se acelera año tras año", afirmó. En la región Chiquitana aumentan en la misma medida las actividades agroindustriales y ganaderas. "Últimamente se suman los asentamientos humanos de gente que viene de otras culturas, especialmente del Altiplano, quienes están en el territorio y tienen necesidad de producir", relató.
"Sin tener títulos de propiedad, algunas familias que vienen del Altiplano se han entrado al área protegida del Bajo Paraguá de San Ignacio. Se han empoderado en ciertos territorios y han empezado a deforestar", dijo la directora técnica de la FCBC.
¿Y los incendios?
Área protegida del Bajo Paraguá, en Santa Cruz, Bolivia
© Foto : Gentileza Daniel Coimbra/FCBC
Cada año, en agosto, muchos productores agrarios "chaquean" sus tierras, antes de comenzar la siembra. Chaquear implica la realización de quemas controladas, que en ocasiones se salen de sus límites y causan grandes incendios.
Ocurrió en 2019, cuando el fuego campeó entre agosto y octubre, hasta que consumió más de cinco millones de hectáreas. En 2020 hubo otro incendio, que volvió a arrasar gran parte de esta región cruceña. En 2021, desde los Gobiernos locales se sienten preparados para enfrentar las llamas.
"Sin duda, los incendios están acompañados de la presión que sufre la Chiquitanía por el cambio de uso de suelo. Es posible que este año también nos enfrentemos a incendios, porque todavía en Bolivia no hay un manejo responsable del suelo como herramienta del ciclo agrícola", dijo la directora de la Fundación Natura.
Área protegida del Bajo Paraguá, en Santa Cruz, Bolivia
© Foto : Gentileza Daniel Coimbra/FCBC
Y resaltó que las penalidades son mínimas para quienes causan desastres ambientales y sociales de este tamaño: "A la sociedad le cuesta un montón apagar un fuego indebido. Pero la persona que ha ocasionado el incendio todavía no sufre ninguna penalidad, no es encontrado, no es perseguido. Cuando se tiene que castigar, las multas son pequeñas. Hay que hacer varios cambios en la legislación".
En este sentido, aseguró que "más de siete normas promueven el cambio de uso de suelo. Esto, básicamente, promueve los incendios. Mientras tengamos estas normativas va a ser difícil controlar el fuego".
Vargas agregó: "Estamos rogando que en agosto no tengamos los incendios que hemos tenido en 2019 y 2020. Creemos que la mejor manera de mitigar estos incendios es creando estas áreas protegidas, donde vamos a evitar a toda costa el cambio de uso de suelo, lo cual se traduce en chaqueos y quemas".
María Teresa Vargas, directora de Fundación Natura
© Foto : Gentileza Fundación Natura
Cuéllar comentó que los incendios lograron apagarse recién cuando se inició la temporada de lluvias, en octubre: "No queremos que en 2021 nos ocurra lo mismo. Por eso estamos mejor organizados en la región. A nivel de instituciones y municipios hay coordinación, también con las autoridades departamentales e incluso nacionales".
Se mostró esperanzada "en que este año no ocurra lo mismo, pero está frágil la zona. Se está empezando a recuperar en algunas zonas, pero es un proceso muy largo".
Vargas recordó que "DiCaprio nos apoyó en 2018 con un programa de prevención de incendios. Pudimos trabajar con esos recursos recién en 2020. Nos sirvieron para hacer una campaña grandísima en 51 municipios de Bolivia".
Con el dinero del actor "creamos el programa El Mejor Bombero, que es quien está cerca del bosque, cerca de la comunidad, cerca de su fuente de agua. Si los comunarios pueden reaccionar temprano, pueden apagar un incendio. Pero cuando se escapa ya es muy difícil apagarlo", evaluó.
"Ojalá más gente hiciera lo mismo [que DiCaprio]. Y ojalá los bolivianos y latinoamericanos tomemos decisiones sobre qué queremos conservar, qué queremos convertir, y poner límites", dijo Vargas. Y agregó: "Hay varias razones por las cuales deberíamos decidir inteligentemente hasta dónde queremos llevar nuestra frontera agrícola y qué cosas queremos conservar en nuestro país".
El trabajo no se acaba con esta declaratoria de áreas protegidas. Según Cuéllar, "el desafío ahora es mucho mayor. Debemos apoyar a los municipios para que esas áreas tengan gestión, con guardiaparques, tareas de investigación. Se debe sentar presencia permanente, para que las comunidades sientan el beneficio de conservar esos territorios".
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