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Ni adoración del demonio ni ritos con animales: así son los satanistas de España

Los seguidores de esta creencia abogan por el ateísmo y la libertad. Son la primera agrupación de este tipo en registrarse en el país y últimamente gozan de cierta atracción por la falta de fe y la proyección en películas o series.
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Solo escuchando su nombre podrías llegar a un equívoco clásico: que son personajes con inclinación por el averno, adoradores de un diablo rojo con cola y cuernos, entusiastas de los ritos exóticos. Sin embargo, nada que ver: los satanistas aplauden la rebeldía y creen en Lucifer como un ser contracultural, pero ni destripan animales ni invocan espíritus
"¡Al revés!", ríe Miguel Pastor a Sputnik, presidente de Satanistas España, "¡si muchos somos veganos!". "Lo único que queremos es buscar el empoderamiento, instruirse y librarse lo máximo posible de los condicionantes que no se ajusten a tu naturaleza como individuo y no hacerle daño a seres inocentes. Ahí es donde Satán, como símbolo, nos serviría de inspiración para convertirnos en nuestros propios dioses", explica.
Pastor es el presidente de la primera agrupación de este tipo reconocida por el Ministerio de Interior. Satanistas de España se constituyó hace un par de años como una creencia religiosa con el Ángel Caído como figura principal, pero no es un movimiento ni relacionado con lo oscuro ni anticatólico, de cruz invertida y hechizos en lenguajes crípticos.
"Creemos que Lucifer es una figura inspiradora, un personaje literario que para la vida diaria puede ser útil. Un arquetipo del primer rebelde, del espíritu crítico de la búsqueda de la libertad y el placer. Una cosa es que a nosotros nos sirva y otra que lo adoremos o que creamos en él", concreta Pastor. "Consiste en convertirte en tu propio Dios", resume.
Últimamente, afirma el presidente, el colectivo goza de cierto auge. La falta de fe en otros dogmas y su reflejo en películas como Hail Satán?, estrenada en 2019, han impulsado su atractivo. Este documental, por ejemplo, trata sobre el Templo Satánico de Estados Unidos, descrito como "una idea entre un grupo de personas que quería desafiar a la autoridad" y que, según uno de sus miembros norteamericanos, "hace la vida más divertida".
"La gente está un poco descreída de otro tipo de religiones y siente curiosidad, se mete y le gusta", añade Minerva García, vicepresidenta en la sucursal española. Esta carencia de fe y el nacimiento de nuevos grupos donde sentirse a gusto es la explicación a un posible impulso, aunque todavía se sitúan en torno a los 120 socios. "Puede ser uno de los motivos por los que la gente se acerca", arguye, defendiendo que "satanista se nace".
Formar parte de este credo libérrimo es fácil, según Minerva García: "Tienes que ser un poco rebelde". Esta empleada en una tienda de tecnología de 43 años dice que ella tuvo alguna aproximación a los 13 o 14. "Me empezó todo esto muy pronto. Y ahora soy vicepresidenta porque no me da miedo salir de otro armario más —y porque lo eligieron en asamblea—, aunque haya a gente que le cueste por el trabajo", arguye García, que también es artista de burlesque.
De hecho, esa danza erótica es una de las señas de identidad. "Ser satanista es liberarte, es rebeldía, es estudiar, leer, tener inquietudes. Intentar ser la mejor versión de ti mismo. Eso es lo que intentamos", expresa García. "El satanismo es algo muy inclusivo. No juzgamos. Hay una serie de aspectos que pueden no cuadrar, pero no excluimos. Si eres intolerante a ciertas cosas, como a la libertad sexual, no encajarías", anota, detallando que no hay un modelo homogéneo: "Tenemos cosas en común, como la música o libros, pero no hay un perfil único", asegura quien sí que ve una línea común de amor por el romanticismo, las comedias negras o lo subversivo.

"Yo siempre me he considerado ateo, pero siempre me ha interesado la antigüedad y desde pequeño me gustaba leer la Biblia, aunque no estuviera de acuerdo en lo que cuenta. Prácticamente me topé con el satanismo por los círculos en los que me movía y me ha gustado el death metal. En esa música siempre hay muchas reflexiones sobre las religiones. Llegó a mis manos la Biblia Satánica y me sentí muy identificado con lo que leía. No he tenido una conversión, solo reflexioné y me dije que esto iba conmigo", alega Pastor, que cursa con 27 años un doctorado sobre Historia de las Religiones y cuya tesis indaga sobre, sorpresa, Satán.

Uno de sus objetivos como organización, concede Pastor, es "fomentar el encuentro y el diálogo entre satanistas". "También el diálogo interreligioso, pero sobre todo buscar la igualdad religiosa siempre dentro del estricto respeto a la laicidad", indica, comparando esta función con la de sus tocayos al otro lado del océano o en Suecia, donde hay más fieles y han sido "pragmáticos", al poner en tela de juicio la libertad religiosa y los cimientos sociales de respeto al que piensa distinto o de separación entre iglesia y Estado.
"Todas las religiones deberían tener los mismos derechos. Eso se traduce en el 'o todos o ninguno'. Por eso nos hemos inscrito en el registro estatal de entidades religiosas. No podemos defender que se utilicen las instituciones de enseñanza pública para hacer catequesis. Siempre vamos a estar de acuerdo con el estudio aconfesional y neutro de las religiones. Estamos muy de acuerdo en cuestiones de diversidad sexual como los matrimonios del mismo sexo. En resumen, que el individuo se empodere con su libertad personal", incide Pastor.
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El presidente, además, comenta con naturalidad los problemas a la hora de engrosar esta lista estatal. "Aparte de lo aburrida que pueda ser la burocracia, no hemos tenido ningún problema con la administración", rememora. Sí que han notado el asombro de algún funcionario y las negativas de varios bancos a la hora de abrirles una cuenta. "Se defienden por motivos de imagen o por la reacción de sus clientes, pero al final te discriminan, así que de momento tiramos con PayPal", señala Pastor.
Los satanistas ibéricos saltaron a los medios de comunicación en 2019, antes de la pandemia, por organizar en la Universidad Complutense de Madrid una "experiencia siniestra" que consistía en un seminario sobre satanismo y "sendero de la mano izquierda" al que luego se unió una celebración en un bar de Malasaña con invitados improvisados: algunos se concentraron en la puerta para gritar "¡Viva Cristo Rey!" o "¡Fuera Satán de la Universidad!". Ninguno impidió que la noche acabara entre bailes sensuales con mordiscos a manzanas prohibidas y homenajes a su líder.
Con respecto al título de aquel acto, Pastor explica que "el 'sendero de la mano izquierda' viene del tantra y se usa en la tradición esotérica occidental. Serían aquellos movimientos que tienen una religiosidad más individualista, que tienden a ser más heterodoxos y que buscan que el individuo se autodivinice".
"El satanismo lo llama autodivinización y es algo así como el superhombre del que hablaba Nietzsche. Ser de la 'mano derecha' serían los movimientos religiosos que intentan que el individuo se integre, se funda en la voluntad divina superior como hacen las religiones abrahámicas", comenta.
Minerva y Pastor coinciden en que esta organización sí tiene un toque de clandestinidad en cuanto a su estética o su carácter erótico-festivo, pero no prima lo exótico ni el ocultismo. "Puede haber rituales, pero se quedan en lo festivo, más parecido a una misa evangélica que a una sesión de espiritismo", afirma el presidente, que insiste en que, por mucho que hayan sido retratados en películas de terror como devoradores de bebés o promulgadores de las violaciones, su única meta es más bien lo contrario: ser más libre o como dicen en el documental estadounidense, "cuidar del otro".
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