Según la declaración, el Gobierno de Unidad Nacional (GUN) está creando unas fuerzas de defensa para proteger a sus partidarios de las acciones de las autoridades militares.
Se espera que estas fuerzas de defensa sean el núcleo en torno al cual se formen las nuevas Fuerzas Armadas Federales de Birmania capaces —a diferencia de las actuales Fuerzas Armadas usurpadoras del poder— de poner término al conflicto en Birmania, dice el documento.
El 1 de febrero pasado, los militares dieron un golpe de Estado en Birmania, detuvieron a numerosos líderes políticos, entre ellos al presidente Win Myint, y decretaron el estado de emergencia por un año, prometiendo organizar en lo adelante nuevas elecciones y traspasar el poder al partido ganador.
La asonada generó un amplio repudio internacional y una oleada de protestas, con miles de personas protagonizando manifestaciones callejeras y acciones de desobediencia civil, a las que se unieron más del 70% de los funcionarios públicos, incluidos los médicos.