España

¿Por qué se ponen velas en los campos de España?

Filas de velas dibujan el campo español estos días. Una hermosa estampa que llama la atención de todo el que pasa cerca. Sin embargo, tras su belleza se esconde una feroz batalla contra el clima. Del fuego dependen los agricultores. Las candelas salvan a viñas y árboles frutales de las heladas.
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El frío no es buen compañero de las viñas. Especialmente cuando el mercurio no debería caer a mínimos. Durante el invierno, es capaz de aguantar las bajas temperaturas. La savia deja de circular por la planta y esta entra en un periodo de reposo invernal. El problema está en el momento en el que los termómetros se desploman en primavera. La viña, ya despierta, padece los efectos de las heladas. No está preparada para hacer frente a un ambiente así. No corresponde con la estación. Confusión que puede ser mortal.
Peligro al que se enfrentan los viticultores del norte de España. El descenso térmico abrupto a mediados del mes de abril ha puesto en alerta a toda la región. Para luchar contra las inclemencias del clima, dos técnicas. Una es el riego por aspersión, que hace que la planta se congele por fuera, pero no sufra daños internos. La otra es el encendido de velas de parafina. Fuego para elevar la temperatura ambiente y evitar las heladas.
Las velas se colocan a lo largo de todo el viñedo. La combustión ayuda a calentar las capas más bajas de aire, las más cercanas a la planta, donde la helada es más dañina. El objetivo es salvar los nuevos brotes. Si la noche es muy fría, el racimo se puede quemar y acabar con la cosecha entera. La amenaza comienza en torno a los -1ºC.
Con este sistema, los agricultores de las viñas se enfrentan a la temible helada nocturna. Los campos de la Rioja Alavesa y la Rioja Alta llevan varias noches iluminados al salir la luna. Las tierras circundantes a la localidad de Labastida (Álava) se vieron atravesadas por hileras de velas para salvar las plantaciones. Hasta 230 unidades emplearon en los terrenos de Bodegas Tierra. A cinco euros cada uno, el coste por noche asciende a 1.150 euros. En las Bodegas Artuke optaron por fardos de paja para generar un humo cálido. Más allá de las comarcas del Ebro, en Segovia encendieron 600 velas para proteger los viñedos.
Un bucólico espectáculo para evitar pérdidas millonarias. En la mente de los viticultores todavía resuenan las heladas de 2017, cuando muchos de ellos perdieron la cosecha del año. Afectaron a la Ribera del Duero, Galicia, Rioja Alavesa, Rioja Alta y Bierzo. En la comarca leonesa, el 80% de los viñedos sufrieron los efectos de aquellas gélidas noches.
No solo en España ponen velas. También lo hacen en Francia, más acostumbrados a los desplomes térmicos de la primavera. No obstante, este 2021, la climatología ha sido especialmente dura con el país galo. Los termómetros han alcanzado los nueve grados negativos por la noche, mientras que la calidez era la tónica de la mañana. Una combinación fatal que ha golpeado con fuerza a casi todo el país, incluidas las regiones vitícolas del Valle del Loira, Languedoc, Borgoña o el Valle del Ródano. Las primeras estimaciones del Comité Nacional Interprofesional de los Vinos indican que un 80% de los viñedos han sido dañados por la ola de frío. Esto hará que se dejen de producir 20 millones de hectolitros, alrededor de un 40% de la producción francesa. La factura puede alcanzar los 2.000 millones de euros.
Viñedos de Vouvray (Francia) con velas para combatir el frío
Y no solo viñas. Los árboles frutales también han sufrido los efectos de las heladas. Las producciones de albaricoques, kiwis, peras, cerezas o melocotones se ven diezmadas por el frío. Solo el 4% de las superficies dedicadas a frutales está asegurada, ya que los precios que se pagan para cubrir estos riesgos son casi imposibles para la mayoría. Ante tal situación, el primer ministro, Jean Castex, ha anunciado un fondo especial de solidaridad de 1.000 millones de euros, junto a una moratoria del pago de impuestos y cotizaciones sociales. "Es la mayor catástrofe agronómica de este siglo", ha reconocido Julien Denormandie, ministro de Agricultura francés.
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