"No hay razón para esperar que las fuerzas de defensa y seguridad de Afganistán sean derrotadas tras la retirada de las tropas estadounidenses del país. Más bien, al contrario", declaró a Sputnik Rahmatullá Bizhanpour, politólogo y profesor universitario afgano.
El experto cree que la motivación, amor por la nación y el sentido de patriotismo de las fuerzas nacionales aumentarán si asumen la responsabilidad de la seguridad del país.
"Es una fuerza legítima que hará cualquier cosa para proteger nuestra tierra, nuestras vidas y los bienes de nuestro pueblo. No permitirá que ningún grupo terrorista socave la seguridad del país tras la retirada de las fuerzas de la OTAN", aseguró Fawad Oman, portavoz adjunto del Ministerio de Defensa afgano.
Subrayó que las fuerzas de seguridad y defensa están formadas por diferentes grupos étnicos que, según él, son clave para evitar una guerra civil.
Si los líderes tribales unen sus fuerzas a las del Ministerio de Defensa, Interior y Seguridad Nacional para llamar a la resistencia, el problema de la guerra civil desaparecerá por completo, aseguró el general Zahir Azimi, el oficial de inteligencia militar.
Por otro lado, Azimi planteó el problema de suministros y apoyo de las FFAA.
A su vez, el portavoz adjunto del Ministerio del Interior afgano, Ahmad Zia Zia, recordó los recientes ataques a los terroristas.
"Nuestras operaciones contra los talibanes en las provincias de Kandahar, Zabul, Uruzgan y Helmand, estos duros golpes contra los grupos terroristas muestran la gran capacidad de las fuerzas de defensa y seguridad afganas", señaló.
Sin embargo, el presidente del Parlamento afgano Mir Rahman Rahmani no comparte estas estimaciones entusiastas. El político piensa que ahora no hay condiciones para la retirada de las fuerzas estadounidenses y puede conducir a un empeoramiento de la situación y a una guerra civil aunque es "una vieja reivindicación del pueblo afgano".
A la decisión de EEUU se suma la OTAN, cuyos ministros también acordaron la retirada de sus tropas junto con las estadounidenses. Sin embargo, Alemania y el Reino Unido advirtieron de cierto temor a un avance del movimiento insurgente talibán en el país.
Por su parte, el movimiento radical talibán (proscrito en Rusia) calificó de violación del acuerdo de Doha la decisión de Washington de posponer la retirada de tropas de Afganistán hasta el 11 de septiembre. Según el acuerdo pactado con la anterior Administración de EEUU, el 1 de mayo debía ser la fecha límite para la retirada.