Tras una enorme erupción que cubrió las islas con una densa nube de humo, gases y emisiones volcánicas el 9 de abril, el primer ministro del país insular, Ralph Gonsalves, informó que el Consejo Nacional de Manejo de Emergencias —NEMO, por sus siglas en inglés— se ha activado, mientras el país "se prepara para un posible desastre" que involucre al volcán La Soufrière.
"El nivel de alerta sigue siendo naranja, pero debemos estar preparados en caso de que se emita una orden de evacuación", había tuiteado.
Sin embargo, horas después emitió una orden de evacuación para todos los residentes que viven en las llamadas zonas rojas en el noreste y noroeste de la isla de San Vicente. En solo cuatro días, el total de evacuados era de cerca de 20.000 personas, según informaron las Naciones Unidas.
Luego de la primera erupción, la actividad volcánica se mantuvo durante el fin de semana, y volvió a erupcionar el martes 13 con mayor intensidad. El desastre natural preocupa a las autoridades, especialmente en el marco de la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19. El Servicio Nacional de Operaciones de Emergencia de la nación caribeña dijo que podría haber más brotes y una de las mayores preocupaciones es el riesgo de contaminación con COVID-19.
En tanto, la Organización Panamericana de la Salud "está coordinando una respuesta inmediata con el Gobierno enviando 150.000 mascarillas, equipos de protección, suministros médicos y kits de prueba al archipiélago", indicaron desde la ONU.
"La OPS ya ha suministrado 60.000 mascarillas y 7.000 respiradores, además de 6.000 uniformes para el equipo médico de la Fuerza de Defensa de Barbados, que está ayudando con la respuesta de emergencia a San Vicente", añadieron.