Tras probar con éxito en animales, la vacuna Mosaico empezó a ser inoculada en humanos desde noviembre de 2019. En dos estudios anteriores que se realizaron en Estados Unidos, Ruanda y Kenia, ninguno de los 700 participantes presentó ningún tipo de problema de salud debido a la vacuna. Algunos de los participantes solo manifestaron sentir dolor de cabeza, sensación de cansancio y dolores musculares tras la inoculación.
Ahora, en este estudio de la tercera fase de este fármaco, que se realiza en 57 centros sanitarios de ocho países de América Latina y Europa, se incluirán a unos 3.800 hombres y personas transgénero que tengan relaciones sexuales con hombres y/o con personas transgénero.
Para poder participar, los voluntarios deben tener entre 18 y 60 años, no tener ninguna complicación médica y ser VIH negativo porque la vacuna es preventiva.
Durante el estudio, que durará tres años, los participantes deberán acudir al centro de investigación al menos 14 veces para recibir un control médico, asesoramiento y análisis de detección de VIH de forma regular.
En cuatro de estas citas a los pacientes se les inyectarán las vacunas, o el placebo. Durante los siete días posteriores a la inoculación los voluntarios deberán llevar un registro donde detallen cómo se encuentran y si presentan algunos posibles efectos secundarios.
Lucas Villas, periodista murciano, es uno de los participantes de este estudio en España. Cuando fue inoculado manifestó en sus redes sociales su emoción porque, ha dicho, "podría ser la vacuna que se está esperando desde hace 40 años, una herramienta que podría prevenir una infección crónica que necesita de un tratamiento continuado y que, sin este, puede resultar mortal".
Villas también indicó que el Hospital General de Valencia aún está buscando voluntarios para el ensayo y que "solo queda desear que esta vacuna ofrezca buenos resultados y que en unos años podamos parar este virus".
Serán los resultados de este ensayo los que determinarán si esta vacuna se aprueba o no para su comercialización.