En la antigüedad, este ritual inspiraba a escribir poesías y a organizar una comida especial. Actualmente, pocos se sienten inclinados a dedicarse a la poesía, mientras que se sigue respetando la segunda parte de la tradición.
La belleza no deja indiferente a ninguno de los japoneses, todos ellos llevan cámaras fotográficas para estampar la bella vista del sakura en flor.