"Ellos querían destruir a Serbia, pero destruyeron el derecho y la justicia. Cualesquiera razones para lanzar una agresión internacional contra un Estado independiente y soberano se refutan por el hecho de que en aquellas 11 semanas murieron 3.500 personas y 12.000 resultaron heridas. Hoy día en Kosovo no hay 200.000 serbios, que fueron expulsados, pero hay ciudades serbias devastadas y cubiertas de toneladas de uranio empobrecido", señala en esta declaración publicada en la web de la Oficina.
Según Petkovic, el proyecto de la llamada "institucionalización de Kosovo" fracasó, y Serbia sigue luchando con medios diplomáticos y económicos por recuperar su territorio meridional, aplicando una moderada política de protección de sus intereses nacionales.
"A eso nos obligan las vidas de la pequeña Milica Rakic de Batajnica, de Sanja Milenkovic de Varvarina, y de otros 87 niños que murieron bajo las bombas de la OTAN", subrayó.
Los bombardeos de la OTAN sobre la República Federal de Yugoslavia comenzaron el 24 de marzo y se prolongaron hasta el 10 de junio de 1999.
5 de diciembre 2020, 02:32 GMT
La operación militar se emprendió sin ser aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, bajo el pretexto de supuestas purgas étnicas efectuadas en la autonomía de Kosovo, que provocaron allí una catástrofe humanitaria. Las estructuras albano-kosovares proclamaron en Prístina el 17 de febrero de 2008 su independencia de Serbia. La autoproclamada república no fue reconocida por Serbia, Rusia, China, España, Irán, Grecia y otros Estados. En 2011, los dirigentes de Serbia entablaron, con mediación de la UE, las negociaciones sobre la normalización de las relaciones con los albaneses kosovares.