En rueda de prensa, el alcalde de Río, Eduardo Paes, aseguró que toman estas decisiones "por absoluta necesidad y escuchando mucho a la ciencia", y pidió la colaboración de los vecinos para salvar vidas.
Durante los diez días, tan sólo podrán abrir los servicios considerados esenciales, como farmacias, supermercados, gasolineras o bancos.
Establecimientos como bares, restaurantes, centros comerciales, museos, bibliotecas, gimnasios, escuelas, universidades y guarderías deberán permanecer cerrados.
Río de Janeiro y Niterói están separadas apenas por un puente que cruza la bahía de Guanabara, y juntas suman más de siete millones de habitantes.
Los dos alcaldes destacaron la importancia de tomar medidas de forma coordinada y con una visión metropolitana, porque no tiene sentido que una ciudad cierre y la de al lado se mantenga abierta.
El anuncio se da después de un intento frustrado de que el movimiento lo liderara el gobernador del estado de Río, Cláudio Castro, que está más alineado con el presidente Jair Bolsonaro y es contrario a este tipo de restricciones.
El sistema hospitalario de la ciudad de Río de Janeiro está al borde del colapso desde hace días, debido al rápido aumento de casos graves de COVID-19.
Según datos de la secretaria municipal de Salud de Río de Janeiro, el porcentaje de ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de los hospitales es de 96%.