El 2 de marzo el juzgado comenzó a estudiar el caso de Mary Lindsey, la denunciante, y su expareja y acusado, Coby James Harris, por agresiones físicas. De entrada, parecía un juicio normal, hasta que la asistenta de la oficina del fiscal, Deborah Davis, empezó a sospechar que el agresor se encontraba en casa de su víctima.
"Su Señoría, tengo razones para suponer que el acusado está en la misma habitación que la testigo en este momento", declaró Davis una audiencia que se puede ver en YouTube.
"Estoy extremadamente preocupada por su seguridad. Quiero asegurarme de que se encuentra a salvo antes de continuar", agregó la fiscal. Luego el juez que consideraba este caso, Jeffrey Middleton, decidió hacer varias preguntas a al denunciado para averiguar qué pasaba.
"Quiero que salga de la casa y me muestre el número de domicilio", insistió Middleton, mientras el acusado afirmaba que su celular estaba descargardo y que por esta razón no podía salir fuera. Mientras tanto, los agentes de la Policía llegaron a la casa de la víctima.
"La Policía está en la puerta de su vivienda en este momento", intervino la asistente del fiscal. "Señorita, ¿podría salir a la entrada con su teléfono para saber que está bien?", continuó.
De este modo, las autoridades confirmaron que el agresor estaba en el interior del apartamento de su víctima, conectado al juicio desde allí. Le pidió perdón al juez por haberle mentido. "No sé por qué lo hice", explicó el acusado.
"Señor Harris, mi consejo es que no explique nada más", contestó Middleton, después de lo cual suspendió la sesión. "Su fianza queda cancelada. Además, la oficina del fiscal probablemente lo va a procesar por obstrucción a la justicia", aseveró.
"Esta es la primera vez que tengo a alguien en la habitación al lado de la víctima, potencialmente intimidando a una testigo", lamentó el juez.
"Yo nunca la ataqué", se defendió Harris mientras el juez le rogaba guardar silencio. "Estás cavando tu propia tumba. Tocaste fondo y continúas cavando", enfatizó el juez.