En una entrevista emitida en Estados Unidos el 7 de marzo, el duque y la duquesa de Sussex, que se han apartado de sus obligaciones reales, hicieron varias declaraciones que perjudican a la familia real y la imagen de la monarquía británica.
En particular, Meghan reveló que algunos de los familiares de su marido, que prefirió no nombrar, expresaron su preocupación por el color de piel que iba a tener su hijo, y que ella misma tuvo pensamientos suicidas. También dijo que había sido acosada por la duquesa de Cambridge, Kate, quien la hizo llorar, aunque más tarde le pidió perdón.
El príncipe Harry, por su parte, describió cómo su padre, el príncipe Carlos de Gales, no le devolvía las llamadas negándose a hablar de los problemas de su hijo.
"Saben que muchas cosas han empezado a encajar respecto a lo que es una democracia con las particularidades de la monarquía británica", expresó Zajárova en su cuenta de Facebook.
De la conversación de Oprah Winfrey con el duque y la duquesa se deduce que "incluso los miembros más protegidos de la élite británica no se sienten seguros si no son queridos por el sector gobernante", explicó Zajárova.
"En segundo lugar, el establishment británico está en connivencia con la prensa y la prensa manipula la opinión pública para formar percepciones que pueden no corresponder con la realidad, incluso contradecirla", agregó Zajárova.
Según Zajárova, la industria mediática británica puede tergiversar cualquier tema, lo que pasó con "Litvinenko, Berezovski, Skripal, los Cascos Blancos y otros", y las revelaciones de Harry y Meghan lo confirman.
Asimismo, el racismo no ha sido erradicado y sus víctimas siguen siendo acosadas, lamentó la diplomática.
"No es un escándalo. Es un colapso de la apariencia", concluyó.