No lo hacen por reconocimiento ni por mérito, sino porque además de dar una mano a la gente que está necesitada, es también una forma de buscar a uno de sus hijos desaparecidos, Jesús.
La vida con un desaparecido
La familia de Jesús es numerosa: hijo menor después de cuatro mujeres ha vivido toda su vida con sus familiares en la casa de su abuela materna en la colonia La Perla, en Ciudad Nezahualcóyotl, en la zona metropolitana de la capital mexicana.
Todos lo conocen allí, todos dicen que es "un buen muchacho". Todos lo extrañan y su dolor es una muestra de la cantidad de gente a la que afecta cada persona que ha sido desaparecida en México durante los últimos 15 años. Se trata de una cifra que supera las 80.000 personas a comienzos de 2021.
Cuando fue desaparecido, Jesús estaba a pocos meses de cumplir 31 años. Su familia se ha encargado de buscarlo por su cuenta, recorriendo las calles, visitando los Servicios Médicos Forenses para que les permitan ver los cuerpos no reconocidos, asistiendo a reuniones con la autoridad judicial y política de la capital mexicana.
Desde hace cuatro meses, comenzaron a hacer algo el día en que se cumple otro mes de su desaparición: preparan viandas, pan y café y salen a repartirlo en la noche entre la gente que vive en situación de calle en las zonas céntricas de la capital mexicana.
El sábado 27 de febrero, su tía Virginia Escobar, comenzó a organizar todo para armar las tortas de jamón y queso de puerco desde las dos de la tarde. Sobre la mesa de su casa tiene el pan de bolillo cortado, el tomate, chile y cebolla, también las fetas de jamón y queso. Su hija se acerca y la ayuda untándoles mayonesa. Su hermana Catalina, madre de Jesús, llega de la calle con más provisiones para rellenar los 120 panes que repartirán en la noche.
En la cocina de la casa, sus hermanas Paula y Rubí, preparan una aromática olla de café. En el centro de la casa familiar hay un altar con su foto, ofrendas, imágenes religiosas y una vela prendida. Su familia ha resguardado sus pertenencias: sus trofeos de fisicoculturismo que practicó en su primera juventud, su Biblia con la que predicaba la palabra como integrante de la comunidad de la Iglesia Cristiana Patria Nueva.
La tía Virginia recuerda que Jesús se acercó a la Iglesia casi una década atrás, cuando una amiga lo llevó con su familia. Se entusiasmó, contó su tía, porque tal vez allí tenía otros muchachos de la edad que lo acompañaban. Recordó cómo trataba de jalarse con él a los niños de la casa y del barrio que se prestaran para ir a los cursos de verano de la Iglesia. Desde su desaparición, su madre y una de sus hermanas se sumaron a la congregación.
5 de diciembre 2020, 17:47 GMT
Ricardo Tovar, el pastor de la Iglesia Patria Nueva, conoció a Jesús cuando ambos entraron en la congregación religiosa.
"Estamos en su búsqueda y cerca de su cumpleaños seguimos sin encontrarlo, desapareció sin motivo y sin razones aparentes, pero estamos en pie de búsqueda sobre su vida", relató a este medio.
Los recuerdos de la familia fluyen al revisar sus fotos de niño, de un viaje familiar a Acapulco, de su bautizo cargado por su padrino o bailando el vals en los 15 años de Abigail, su sobrina mayor, en 2016. Pero es inevitable que toda la vida se trastoque cuando se tiene a un familiar desaparecido.
"Te extraño tío como no te imaginas, espero pronto darte un abrazo y acompañarte por las tardes como te acompañaba a visitar los hospitales y hacer oración por las personas que están enfermas. Ya van dos de tus cumpleaños que no pasamos a tu lado y no sabes cómo extraño platicar contigo, contarte que ya he crecido en lo que quiero hacer de mi vida y pasar un domingo contigo viendo la tele y comiendo 'cheetos'", recordó Abigail en un mensaje que la familia hizo para difundir durante el día de su cumpleaños.
Distintos detalles que parecen sencillos prueban cómo la vida cambia por completo; que su hermana mayor Adanely, con un problema congénito de cadera, se haya caído durante una de sus búsquedas y ese accidente le haya causado mayor dificultad para moverse. O que su sobrino menor, hijo de su hermana Claudia, nacido durante el tiempo que Jesús lleva desaparecido haya sido bautizado Armando como él, para recordarlo y honrar su vida.
"Yo sé que va a regresar pronto con nosotros y vamos a estar en familia como antes. Si ve esto quisiera decirle que lo amo mucho, que donde estés y como estés hermano, regreses pronto para festejar tu cumpleaños en casa, con tus sobrinos, hermanas, papás, con todos. Te extraño mucho", dijo Claudia.
"Llevamos mucho tiempo buscándote y no vamos a parar hasta encontrarte, en la casa haces mucha falta", resumió su sobrina Gema.
Jesús, uno de los tres muchachos desaparecidos de Sanborns
El 29 de noviembre de 2019, Jesús Armando Reyes Escobar salió de trabajar junto a Leonel Báez Martínez de la sucursal del restaurante Sanborns, una cadena propiedad del magnate mexicano Carlos Slim, ubicado en el centro comercial Plaza Lindavista, al norte de la Ciudad de México.
Ninguno de los dos trabajaba cotidianamente en esa sucursal: Jesús se desempeñaba desde hacía un año como encargado de bodega del Sanborns ubicado en el cruce de las avenidas Politécnico y Montevideo; mientras Leonel (de 35 años) lo hacía en la sucursal de la avenida Insurgentes, donde trabajaba en el reparto de mercancía para las distintas tiendas, todas en una radio cercano. Por eso Jesús y Leonel se conocían.
Lo último que se sabe de ellos es que salieron juntos y caminaron por la calle Riobamba hacia la avenida Montevideo, porque Leonel había dejado su motocicleta estacionada en la sucursal de Montevideo y la avenida Insurgentes, pero no llegó por ella.
Las familias de ambos muchachos consiguieron las imágenes de la cámara de seguridad de un comercio que los ubicó en la esquina de Montevideo y Río Bamba, pero no aparecen luego en el registro de ninguna de las cámaras instaladas más adelante en su camino, por donde deberían haber pasado.
Ese mismo día, otro joven trabajador del Sanborns Parque Lindavista, Ángel Gerardo Ramírez Chaufón de 20 años, también fue desaparecido. La única pista que tienen las tres familias es que coincidieron en un punto —gracias a la ubicación que marca la geolocalización de sus celulares— en la esquina de la Avenida Montevideo y Pernambuco, que coincide con la ubicación de una cervecería llamada La 22 que ese viernes estaba a tope ya que vendía cerveza a precios bajos.
Aunque las tres familias pidieron a la autoridad desde el primer día que cateara este punto estando ellos presentes, la Fiscalía de la Ciudad de México llegó al lugar por su cuenta. Un año más tarde llevaron a las familias a hacer la diligencia que reclamaron.
A pesar del tamaño de la empresa, no ha colaborado con las familias en la búsqueda de sus tres trabajadores desaparecidos. A finales de 2020, se manifestaron pidiendo que la Fiscalía General de la República atrajera la investigación del caso, pero la instancia rechazó hacerlo.
No han tenido más respuesta sobre el paradero de los tres jóvenes desde entonces.
Buscar sin parar
La primera vez que los familiares del joven salieron a repartir comida fue el último día del año 2020. Desde entonces, lo repiten cada 29, toda la familia: cada quien colabora para comprar lo necesario, lo empaquetan y envuelven para facilitar el reparto, juntan ropa y zapatos y las llevan también.
El día que Sputnik los acompañó tenía un motivo especial: este año, febrero no tiene día 29 por lo que su desaparición coincide con la fecha de su cumpleaños número 32, el 1 de marzo de 2021.
Mientras se alistan, alternan música cristiana con alguna de las que Jesús ponía siempre, recuerdan los apodos que cada uno había recibido de su parte, la forma que tenía de chiflar a las cinco de la tarde cuando llegaba a la casa tras terminar su turno.
23 de diciembre 2020, 20:56 GMT