En ese contexto, y luego de visitar Chile y Bolivia, volverá a México, para reunirse con Andrés Manuel López Obrador, un mes antes de participar en los festejos por el 30 aniversario del Mercado Común del Sur (Mercosur), uno de los espacios de integración que busca reflotar.
En un contexto de crisis interna, los viajes le llegan en buen momento a Fernández, que vive otra situación a nivel regional.
29 de enero 2021, 18:01 GMT
El manejo inicial de la cuarentena y la negociación con AstraZeneca, su gallarda postura ante los embates del presidente brasileño Jair Bolsonaro y, por último, las gestiones hechas ante Rusia para conseguir vacunas Sputnik V para algunos países de la región además del suyo, posicionaron a Fernández en un lugar parecido al que tuvo su viejo amigo Néstor Kirchner (2003-2007): el de unificador.
Una posición que encaja mucho mejor a su perfil de dirigente dialoguista que la que ocupa en Argentina, donde muchas veces tiene que hacer uso de una autoridad que le incomoda.
Al rescate del Mercosur
A fin de enero, Fernández consideró que el principal sufrimiento para la región "fue la destrucción de su unidad como continente, se rompió la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y los canales comunicantes que sirvieron para lograr que el continente se desarrollara en armonía y democracia".
El mandatario argentino repite cada vez que puede que Latinoamérica es el continente más desigual del mundo y que el único camino es el multilateralismo, cuestiones que habla con cada uno de los mandatarios que ya visitó.
16 de diciembre 2020, 14:52 GMT
Lo hizo en noviembre de 2020 con el recién asumido presidente boliviano Luis Arce, país por el que pedirá su inclusión en el Mercosur en marzo próximo; también en enero, cuando pidió una América Latina "hermanada" frente al mandatario chileno, Sebastián Piñera, en Santiago.
Hasta a Bolsonaro -a quien verá en poco más de un mes en Puerto Iguazú- le habló del tema durante una videoconferencia de la que dijo, entusiasmado, que "por primera vez empezó a pensarse en la integración del continente".
De seguro también lo hablará la semana que viene con López Obrador en México, donde el ambiente es más afín a sus ideas, y donde participará de los 200 años de la independencia mexicana.
La pregunta que surge ante el intento de fraternización de Fernández en una región por demás fragmentada es ¿Por qué ahora? La respuesta está a la vista de microscopio: el coronavirus.
Pandemia de COVID-19
En la última reunión virtual de la CEPAL, el presidente argentino criticó la división que ha marcado a los países latinoamericanos durante la crisis sanitaria, afirmando que aún prevalecen cuestiones ideológicas por sobre el bien común, y pidió a las naciones "dejar de postergar a la región".
"Si todos hubiéramos estado unidos para enfrentar la negociación de la adquisición de las vacunas contra el COVID-19, todo hubiera sido más fácil, nuestras condiciones para exigir hubieran sido mucho mejor", señaló.
Luego, fue consecuente con la prédica e intervino en negociaciones para acercar vacunas a Bolivia y Uruguay.
29 de diciembre 2020, 10:02 GMT
Fernández sabe que deberá ejercer su liderazgo mejor que Kirchner, cuyo busto fue removido del lugar donde funcionó aquella intentona llamada Unasur.
El mismo panorama se le presenta en Argentina, donde la unión partidaria oportunamente conseguida por su vicepresidenta y viuda de Kirchner, Cristina Fernández, para ganar las últimas elecciones comienza a resquebrajarse conforme se acercan los nuevos comicios.
El problema tiene tres cabezas, ahora que deberá presidir, al mismo tiempo, a la Argentina, el Mercosur y el Partido Justicialista.
Tener a un país y toda una región bajo su ala es la estrategia de un presidente que, ahora sí, cita cada vez más a Juan Domingo Perón, sobre todo, con aquella inoxidable y elástica frase que indica que el futuro encontrará, en este caso a los latinoamericanos, "unidos o dominados".