"Una receta pensada para sostener la memoria de los héroes y acercar a los pueblos", dijo a Clarín Leo Ferrari, uno de los propietarios de la fábrica Antares, que junto a Cheverry cocinó No me olvides, la cerveza malvinera.
La cocción empezó en marzo de 2020, pero debido a la pandemia no habían podido presentarla hasta ahora, según relata Clarín.
"Para nosotros, esto implica que toda la juventud se entere realmente de lo que pasó contado por los propios protagonistas. Que hayan transformado todas nuestras acciones en una cerveza y que con el consumo puedan darnos una mano, es algo que no tiene precio", dijo en la presentación Julio Aro, excombatiente nominado al premio Nobel de la Paz que lidera la Fundación.
El origen de la idea
Los cerveceros se enteraron del trabajo de la Fundación cuando Elma Peloso, madre del soldado Gabino Ruiz Díaz, viajó a las Islas Malvinas a conocer la tumba de su hijo en marzo de 2020. La historia de Peloso llegó a la Cámara de primera mano, contada por Aro. "Como los sueños que se cuentan se comparten, mucha gente se puso manos a la obra", aseguró Ferrari.
"Lo más importante es el espíritu que la Fundación despertó en los que escucharon su historia, y la Cámara salió en búsqueda de bienhechores: Boortmalt aportó la malta argentina y Krieg la malta inglesa; el Vivero Antoniucci dispuso las flores nomeolvides y la cooperativa apícola Qualitas proporcionó 100 kilos de miel", puntualizó. El resultado, una lograda honey que ya se despacha en las cervecerías de Mar del Plata.