"La tarea de Borrell consistió en montar una flagelación pública, que estaba minuciosamente preparada. Hablar sobre los mítines y los periodistas, convirtiendo a Navalni en el tema clave. Amasar todo eso, verter e irse contento. Pero no le resultó. ¿Por qué? Probablemente porque la parte rusa propuso debatir unos asuntos reales, desde problemas hasta perspectivas de desarrollo", dijo.
Borrell al regresar de Moscú no descartó que los ministros de Exteriores de los países de la UE en su reunión del 22 de febrero podrían tomar la decisión sobre la ampliación de las sanciones contra Rusia.
La Cancillería rusa constató que los comentarios críticos que Borrell hizo tras su regreso a Bruselas contrastan con las declaraciones hechas en Moscú, donde dijo que existen esferas en que Rusia y la UE pueden y deben cooperar y también declaró que Bruselas se manifiesta a favor de sostener un diálogo con Moscú, pese a las dificultades existentes en las relaciones bilaterales.
El 2 de febrero, el opositor fue condenado a 3,5 años de prisión, incluidos los 10 meses que pasó bajo arresto domiciliario, es decir, si su recurso contra la sentencia no prospera, el opositor se enfrenta a dos años y ocho meses de cárcel.
El 18 de enero la Justicia rusa condenó al opositor a 30 días de prisión preventiva.
A Navalni se le imputan los delitos de estafa contra la empresa de productos de belleza Yves Rocher y apropiación ilícita de fondos de la maderera Kirovles. El opositor rechaza todas las acusaciones en su contra y las considera políticamente motivadas.
Después del juicio, en el centro de Moscú tuvieron lugar concentraciones no autorizadas. También hubo protestas no acordadas los días 23 y 31 de enero en un centenar de ciudades rusas.