A estas alturas es difícil no conocer a Beth Harmon. La historia de la jugadora ficticia se ha convertido en un fenómeno mundial. Gambito de dama es la miniserie más vista de la historia de Netflix. 62 millones de personas la devoraron en el primer mes de su lanzamiento. La producción más vista de su catálogo en 63 países y entre las 10 primeras en otros 92. Además, es la apuesta de la empresa estadounidense a las grandes ceremonias de galardones. La miniserie está nominada a los Globos de Oro o a los Premios del Sindicato de Actores. Anya Taylor-Joy, quien da vida a Beth Harmon, también es candidata a levantar trofeos este 2021.
Por casualidad, Ferrer se enteró de esta coincidencia. Netflix no había contactado con ellos, ni tampoco les habían comprado directamente. Pero, ahí estaban sus tableros. En la serie de moda. La producción que había revitalizado el ajedrez. "Nos ha hecho mucha ilusión. Al final, es reconocer un trabajo bien hecho. Es cierto, que no somos muchos en el sector, pero ya teníamos un cierto renombre. Ahora, nos hemos hecho famosos de cara al mundo en general", indica Ferrer.
En un año natural, Rechapados Ferrer manufactura unas 20.000 unidades. En los dos primeros meses de 2021 ya tienen 40.000 tableros encargados. La empresa ha alcanzado su cupo de producción para este año. "Nos hace ilusión tener más encargos y más viendo como está el mundo por la pandemia. Pero, es verdad que estamos saturados", afirma Ferrer. Con 13 empleados, la empresa sumará ahora a un nuevo trabajador a su plantilla. No pueden realizar contratos masivos. "Para fabricar tableros de ajedrez se necesitan dos años de formación y no creemos que la demanda siga igual pasado el efecto de la serie. Tal vez un poco más alta, pero no mucho más".
Una empresa con historia
Rechapados Ferrer nació en los años 50 en La Garriga, una localidad a unos 35 kilómetros de Barcelona. Su función era la misma: la fabricación de rechapados de madera a medida. Entre serrín y astillas, sus trabajadores proveían de este material a carpinteros y ebanistas, pero también a carpinterías industriales y almacenes de madera. Su principal cliente era el sector del mueble. Todavía está entre sus grandes consumidores, aunque no es el único.
En los años 60 se empezaron a fabricar los primeros tableros de ajedrez en La Garriga. En la comarca existía otra empresa que se dedicaba a la manufactura de piezas de ajedrez de madera y a la distribución de juegos de mesa. Vendía sus creaciones acompañadas de una tabla de plástico traída de China. Sin embargo, un día se cansó de importar al país asiático. "Era una pena que unas piezas de tanta calidad fueran con unos tableros de tan poca. Hubo un par de llamadas y empezamos a hacer tableros de madera para aquellas piezas", relata Ferrer. A partir de ese momento, la entidad acabó viajando a distintas ferias de juego, consiguió más clientes e incrementó su producción. De ahí, pasó a la exportación. Primero, Europa. Más adelante, Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda o Australia se unieron a los destinos de sus productos.
"Actualmente vendemos tableros a todo el mundo. Es cierto que nuestros principales clientes no están en Cataluña y España, sino en otros países. No obstante, a raíz de la serie, ha aumentado bastante la demanda nacional, además de la mundial. Al verlos en Gambito de Dama y entender que son artículos nacionales, muchos compradores se han interesado", señala Ferrer.
Ha pasado más de medio siglo desde que comenzaron a transformar la madera en campos para jugar al ajedrez. En pleno siglo XXI, incluso cuentan con tableros electrónicos. Estos son idénticos a los corrientes, pero tienen láminas electrónicas que detectan los movimientos de las piezas. Permiten jugar a distancia y conectarse desde el propio ordenador. Precisamente, son los que utilizan para los mundiales de ajedrez.
En la empresa que dirige se nota la llamada de Gambito de dama. En el teléfono incesante y los pedidos constantes. Netflix les ha puesto en jaque. "Se especula una segunda temporada. Espero que no se salga muy pronto", ríe Ferrer.