Su alocución fue transmitida por la televisión pública en el marco del Día de la Policía. "Hoy coincide con las celebraciones del aniversario del 25 de enero, esa revolución que fue liderada por los jóvenes fieles y que aspiran a un buen futuro", afirmó.
Sisi llegó al Gobierno mediante un golpe de Estado contra Mohamed Morsi, electo en 2012, en su condición de presidente del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. En 2018, Sisi fue reelegido y en 2019 se aprobó una reforma constitucional que le posibilitará mantenerse en el cargo hasta 2030.
Morsi —representante del movimiento político islamista Hermanos Musulmanes— se había impuesto en los comicios convocados para superar la revuelta de enero de 2011, que comenzó el día 25 y culminó con la renuncia de Hosni Mubarak el 11 de febrero, luego de permanecer 30 años en el poder.
El poder de la calle
"Lo que se dio en 2010, 2011 y 2012 habla de una victoria del poder de abajo, del poder de la calle. Al principio las protestas fueron muy masivas y espontáneas", dijo a Sputnik Cecilia Civallero, del Departamento de Oriente Medio del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de la Plata, Argentina.
En diciembre de 2010 se dio el primero de los alzamientos en el mundo árabe en Túnez, antes de pasar por Egipto y extenderse a otros territorios como Marruecos, Jordania, Líbano e Irak entre otros.
"Ciertos actores, como del islam político moderado, no tuvieron un papel preponderante, sino que eran grandes mayorías que reclamaban por desempleo, por hambre, por democracia", indicó en referencia concreta al caso egipcio y los Hermanos Musulmanes.
Morsi duró en el cargo poco más de un año. Asumió el 30 de junio de 2012 como el primer presidente electo democráticamente en la milenaria historia del país. Fue derrocado el 3 de julio de 2013 por Sisi.
"Muchos analizaron la presidencia de Morsi como una transición democrática fallida. Hoy en día hay una revitalización del autoritarismo", valoró la experta argentina, también docente y consultora en temas internacionales.
"El poder nunca dejó de estar en manos de los actores estatales que siempre lo acapararon. Si tenés partidos proscritos por tantos años y de pronto se abre la posibilidad de elecciones libres es muy difícil insertarse y asumir proyectos políticos que puedan consensuar diversas voces y demandas", contextualizó.
"Creo que el grado de represión y persecución que se desató después es directamente proporcional a la magnitud de lo que significó esa victoria electoral de Morsi y los Hermanos Musulmanes, hasta el día de hoy", indicó la entrevistada.
Para Civallero, tras el golpe a Morsi y la llegada de Sisi, la situación en Egipto es "de continuidad" con la era Mubarak, aunque advirtió "un empeoramiento en algunos sentidos".
"Mubarak tenía apoyo popular. Venía de ser vicepresidente durante seis años, de tener protagonismo (...) estamos hablando de 30 años en el poder", destacó.
En el arranque de su gestión política al frente del Estado, "fue quien profundizó la alianza con EEUU. Eso no fue bien visto, de hecho las caricaturas que daban vuelta en la primavera árabe, muchos mostraban a Obama".