Según el calendario establecido por el Ministerio de Sanidad, los primeros que deben ser vacunados son los residentes de los centros de mayores y el personal sanitario.
El alcalde de El Verger, Ximo Coll y su esposa, alcaldesa de Els Poblets, explicaron que prefirieron utilizar las dosis sobrantes antes de que se tiraran a la basura.
"Me llamaron del consultorio y me explicaron que había sanitarios que no deseaban o no podían recibir la vacuna, por lo que nos llamaron a nosotros y allí acudimos con la Policía Local y la Guardia Civil", dijo el alcalde, que también confirmó que el jefe de la policía local de ese pequeño municipio también fue vacunado.
Ante la avalancha de críticas que provocó la situación, el Partit Socialista del País Valencià reconoció que la situación de sus dirigentes "podría haberse evitado", pero que "no ha habido mala fe".
31 de diciembre 2020, 13:55 GMT
Por su parte, Fran López, alcalde de Rafelbunyol (Valencia), también del partido socialista, pidió disculpas por vacunarse antes de tiempo. Explicó que cuando acudió a la primera jornada de vacunación en una residencia de mayores, le propusieron vacunarse y él aceptó porque consideró que "ayudaba a dar una sensación de confianza, tranquilidad y seguridad ciudadana".
El alcalde de la localidad tarraconense de Riudoms, Sergi Pedret, del partido Junts per Catalunya aseguró que él no es "quien para decidir quién se vacuna o no" y "menos aún para negarme al ofrecimiento de una vacuna, ante la posibilidad que esa dosis se termine tirando", argumentó.
Sin embargo, desde la Generalitat de Cataluña aseguran que el comportamiento del alcalde "no es ético".