Para los creyentes, esta celebración es el segundo festivo más importante del calendario ortodoxo después del Domingo de Resurrección.
El calendario juliano se utilizaba durante la vida de Jesús. Sigue siendo utilizado por las iglesias ortodoxas que no reconocieron la reforma hecha por el papa Gregorio XIII en el siglo XVI y cuyo nombre —calendario gregoriano— lleva el que utiliza la Iglesia católica.