"Después de recibir la vacuna, tuve taquicardia, pero pensé que probablemente era ansiedad porque me asusté después de enterarme de las reacciones a [la vacuna de] Pfizer en Estados Unidos, especialmente entre aquellas personas que tienen alergia a los mariscos, como yo", explicó el Dr. Hossein Sadrzadeh al medio.
Según el médico, su ritmo cardíaco subió a 150, mientras que el normal para él es de 75.
"Sentí en mi lengua y también en mi garganta una extraña sensación de hormigueo y entumecimiento, la misma reacción que tuve antes por mi alergia a los mariscos", dijo Sadrzadeh.
La presión sanguínea del hombre bajó tanto que ni siquiera era detectable con el aparato.
Entonces, Sadrzadeh decidió usar el EpiPen que se utiliza para tratar reacciones alérgicas agudas con el fin de detener o evitar un shock anafiláctico.
Luego el personal lo llevó rápidamente a la sala de emergencias, que estaba a solo un par de minutos de la habitación en la que se encontraba después de recibir la vacuna contra el COVID-19.
Cuatro horas más tarde, Sadrzadeh ya estaba totalmente recuperado.
El médico llamó a Moderna para investigar más a fondo el incidente. El portavoz de la compañía, Ray Jordan, señaló que la empresa había recibido información sobre el posible efecto adverso a través de su sistema interno de informes de seguridad.
Este es el primer caso conocido de reacción alérgica a la vacuna contra el COVID-19 de Moderna, aunque ha habido por lo menos seis casos similares reportados en Estados Unidos asociados con la vacuna de Pfizer/BioNTech.
Aún se desconoce qué componente del fármaco contra el coronavirus puede estar causando una reacción alérgica grave en algunas personas.
Mientras tanto, el Dr. Peter Marks, que dirige el Centro de Evaluación e Investigación Biológica de la Administración de medicamentos y alimentos de EEUU (FDA), apunta a que el polietilenglicol —uno de los componentes de las vacunas— puede estar relacionado en contados casos con reacciones alérgicas.