Su funcionamiento se basa en dos tecnologías principales: la luz ultravioleta y la robótica móvil. El robot mapea un espacio —ya sea una sala de hospital o una habitación— y a partir de ahí se define una trayectoria de desinfección que realizará el robot. En alrededor de cinco minutos ese espacio puede estar desinfectado, frente a las 72 horas que se tardaría utilizando los métodos tradicionales. Eso sí, es importante que no se encuentre ninguna persona en su interior en el momento de la desinfección, porque podría ser perjudicial. "No es una espada láser que si entras te derrites" bromea Visa, "pero si la utilizas en tiempos prolongados y con altas dosis, puede ser perjudicial".
"Está demostrado que la radiación ultravioleta inactiva el covid y otros virus, bacterias y hongos. Pero de la misma forma que inactiva el virus, también puede ser peligroso para nosotros", dice Visa en conversación con Sputnik.
Empezaron a trabajar en el robot en el verano de 2019 con el concepto de poder ofrecer una herramienta de desinfección al sector farmacéutico utilizando la tecnología de la robótica móvil. Aún se encontraban en fase de desarrollo cuando llegó el virus a nuestras vidas. "El objetivo era implementarlo solo en el sector farmacéutico y de golpe, llegó el virus y nuestro autómata se convirtió en una herramienta interesante para cualquier lugar donde haya interacción de personas".
"Para nosotros el COVID en lugar de una amenaza ha sido una oportunidad. Sin la pandemia seguramente hubiéramos tardado mucho más en lanzarlo al mercado. Nos ha ayudado a apretar todos los motores en esa dirección y poderlo ofrecer en otros sectores como el hospitalario", reflexiona con Sputnik la ingeniera especializada en diseño industrial.
Actualmente, este autómata trabaja desinfectando espacios como el Hospital Clínic de Barcelona, supermercados y laboratorios: "Ha quedado demostrado que es capaz de eliminar el 100% de hongos y bacterias en una sala gracias a sus lámparas UV-C", explica. De hecho, su efectividad ha traspasado fronteras y en el aeropuerto de México ya lo han empezado a utilizar. Sin embargo, para poder desinfectar correctamente es necesario utilizar una distancia máxima de un metro —lo que sus creadores denominan distancia de trabajo— y partiendo de esa base, una vez mapeada la zona y trazada su trayectoria, el robot empezará a trabajar de manera autónoma dentro de ese espacio. Pasados unos minutos, ya es posible volver a entrar en ese lugar sin necesidad de largas esperas. "La gran ventaja es que no genera ningún gas ni elemento nocivo para las personas", recalca Visa.
Maria Visa y su empresa MTS Tech, en colaboración con MiR Robots, pusieron en marcha su proyecto utilizando todos sus conocimientos al servicio de una iniciativa liderada por la asociación COVIDWarriors. "Intentamos pedir alguna otra subvención, pero no nos las concedieron. Las subvenciones están muy limitadas y a startups como la nuestra que empiezan desde cero, les es muy difícil poder tener acceso", explica Visa.
Eso no ha sido motivo para arrebatarles las ganas de seguir luchando por su objetivo, y actualmente están desarrollando nuevas líneas de investigación como la aplicación de otra longitud de banda en la que el robot pudiera trabajar aun habiendo personas dentro de la sala, sin que fuera peligroso para la salud. Por otro lado, están estudiando fabricar un modelo más pequeño para espacios donde la accesibilidad no sea tan buena. Aunque de momento no está pensado para particulares por su elevado coste, está enfocado a hospitales, al sector farmacéutico y a la industria. "La tecnología de luz ultravioleta a día de hoy necesita unos requisitos de seguridad elevados, por eso no lo vemos como una herramienta de desinfección doméstica", concluye.