Entre estos nueve militares, ocho hombres y una mujer de edades comprendidas entre los 20 y los 50 años, había un veterano de la guerra de Afganistán, el soldado raso Shane Holt, quien se quitó la vida el pasado 16 de noviembre.
Nada indica que estas personas tuvieran algo que ver con 39 homicidios ilegítimos de civiles que, según el informe del Inspector General de la Fuerza de Defensa Australiana (ADF), habrían sido cometidos en Afganistán por miembros de un grupo de operaciones especiales, pero el revuelo mediático en torno a la investigación y el dosier pudo haber influido en algunos suicidios.
"Creo que algunos medios han estado midiendo a todos con el mismo rasero y que la gente parece olvidar lo de la presunción de inocencia hasta que se demuestre la culpabilidad, lo cual agrega un estrés adicional", dijo a The Advertiser Neil Wallace, ex soldado de infantería y asesor en materia de la salud mental de los veteranos.
Después de publicado el informe, el comandante de la ADF, Angus Campbell, presentó sus disculpas al pueblo de Afganistán "por cualquier fechoría cometida por soldados australianos".
Durante el período de 2005 a 2016, más de 26.000 australianos hicieron el servicio en Afganistán, incluidos unos 3.000 efectivos de las tropas de operaciones especiales.