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A 70 años del primer paso para el ingreso de España en la ONU: ¿cómo una dictadura fascista resultó admitida?

El 4 de noviembre de 1950 la Organización de Naciones Unidas aprobó levantar el veto al ingreso de un país regido por una dictadura connivente con el fascismo derrotado en la II Guerra Mundial. El nuevo contexto de la Guerra Fría obró un cambio de mentalidad, traducido también en la concesión de créditos y la aparición de bases militares de EEUU.
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En esa fecha la ONU aprobó la Resolución 386, mediante la cual se revocaban las recomendaciones de impedir el ingreso de España en organismos internacionales (y conferencias) establecidos por la propia organización o vinculados a ella, así como la recomendación de retirar embajadores y ministros acreditados ante el Gobierno dictatorial de la época.

Es decir, en ese año Naciones Unidas sentó las bases para la incorporación de España a esta organización, destinada a superar la fallida experiencia de la anterior Sociedad de Naciones. La Resolución 386, que fue aprobada por 38 votos a favor, 10 en contra y 12 abstenciones, marcó el inicio de un proceso que desembocó en su ingreso efectivo el 14 de diciembre de 1955.

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En el país regía el régimen del general Franco, que había colaborado durante la II Guerra Mundial con la Alemania nazi y la Italia fascista, razón de peso que había obrado el veto a su inclusión en una organización fundada por 51 Estados el 26 de junio de 1945 liderados por las potencias vencedoras en el conflicto. España no estaba vetada en tanto que dictadura, muchos Estados miembros lo eran; Pero España lo estaba por ser un régimen dictatorial que había colaborado con las potencias del Eje.

El origen del veto inicial

La colaboración con los regímenes de Hitler y Mussolini había sido el motivo de la redacción de la Resolución 39 del 12 de diciembre de 1946 por la que se impedía el acceso de la España franquista a Naciones Unidas.

El caso español fue una de las primeras problemáticas que la recién nacida organización abordó. Fue a instancias de la delegación polaca y se realizó un estudio sobre la situación política en el país, que certificó la naturaleza fascista del régimen del general Franco y que se había servido de la ayuda de Hitler y Mussolini para imponerse.

Se consignó que, aun habiendo proclamando un estatus de no beligerancia durante la II Guerra Mundial, España envió a la División Azul, la Legión Española de Voluntarios y la Escuadrilla Azul a combatir a la URSS, tras haberse apoderado de la ciudad marroquí de Tánger en 1940. También se consideró a Franco, junto a Hitler y Mussolini, culpable de la conspiración bélica contra los países que posteriormente formaron la ONU.

Suavización y ayuda

La postura oficial de la ONU emanada de la Resolución 39 buscaba ejercer presión sobre el régimen franquista y así posibilitar su aperturismo. Pero tal objetivo no se cumplió y España entró en una fase que el propio franquismo denominó Autarquía.

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La propaganda oficial apelaba a la autosuficiencia del pueblo español para hacer frente a una situación de verdadero aislamiento y ostracismo internacional, el cual no posibilitaba la recuperación económica de un país en ruinas ignorando el mercado exterior. La década de los años 40 resultó muy dura para España, una posguerra que se alargó lo indecible. Pero el caso es que, al contrario de las expectativas de la ONU, el régimen no aflojó ni admitió concesiones. A principios de los años 50, la Administración del presidente estadounidense Harry Truman reconoció que tal enfoque había resultado "inútil".

Pero si en España nada había cambiado, la situación internacional, en un contexto de Guerra Fría, era otra. La desnazificación de Europa parecía haberse consumado y los antiguos aliados soviéticos de EEUU y Reino Unido eran ahora rivales. El inicio de la Guerra de Corea agudizó las tensiones. En España el régimen interpretó bien la situación y aprovechó para proclamar consignas propagandísticas y presentarse como bastión anticomunista y "faro de Occidente". Pese a las reticencias iniciales de Harry Truman, EEUU empezó a contemplarle como socio.

España no se benefició del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa. Pero en septiembre de 1950 obtuvo la concesión del primer crédito estadounidense de carácter estatal por valor de 62,5 millones de dólares. En total, entre 1951 y 1963, recibió algo más de 1.300 millones, cifra muy inferior a las asignadas a las democracias occidentales europeas.

Y, sobre todo, 1950 marca la comprensión del carácter estratégico de la península ibérica y la disposición del régimen franquista para alojar bases militares norteamericanas (aéreas y navales). De resultas del progresivo cambio en la orientación de Washington para con la España franquista, en el seno de la ONU se empieza a modular otro enfoque respecto a este país.

Inclusión e ingreso

Así, el 4 de noviembre de 1950, pese a la oposición de la Unión Soviética, Bielorrusia, Ucrania (estas dos repúblicas soviéticas gozaban entonces de voto propio), México, Yugoslavia, Israel, Polonia, Checoslovaquia, Guatemala y Uruguay, la ONU aprobó revocar las recomendaciones para impedir el ingreso de España en la organización y retirar a embajadores y ministros acreditados en Madrid.

Francia y Gran Bretaña se abstuvieron, pero la mayoría de países latinoamericanos y todo el bloque árabe votó a favor. Se derogaba así la Resolución 39 de 1946, que según el propio Truman solo había servido para fortalecer al régimen de Franco en vez de debilitarlo. El aislamiento internacional de España había concluido, al menos en términos jurídicos. Porque, por ejemplo, la Argentina del general Perón lo burló durante años.

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Antes de fines de 1950, una mayoría de países entabló de nuevo relaciones diplomáticas con España, a excepción de la Unión Soviética y de México, que esperaron a 1977 para situar sus embajadores en Madrid, dos años después de la muerte del dictador Franco. Esta situación fue también simbólica, por cuanto la mayoría de las potencias mantenían representaciones comerciales en el país ibérico. Cinco años más tarde, España era oficialmente admitida en la Organización de Naciones Unidas.

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