En esa fecha la ONU aprobó la Resolución 386, mediante la cual se revocaban las recomendaciones de impedir el ingreso de España en organismos internacionales (y conferencias) establecidos por la propia organización o vinculados a ella, así como la recomendación de retirar embajadores y ministros acreditados ante el Gobierno dictatorial de la época.
Es decir, en ese año Naciones Unidas sentó las bases para la incorporación de España a esta organización, destinada a superar la fallida experiencia de la anterior Sociedad de Naciones. La Resolución 386, que fue aprobada por 38 votos a favor, 10 en contra y 12 abstenciones, marcó el inicio de un proceso que desembocó en su ingreso efectivo el 14 de diciembre de 1955.
El origen del veto inicial
La colaboración con los regímenes de Hitler y Mussolini había sido el motivo de la redacción de la Resolución 39 del 12 de diciembre de 1946 por la que se impedía el acceso de la España franquista a Naciones Unidas.
El caso español fue una de las primeras problemáticas que la recién nacida organización abordó. Fue a instancias de la delegación polaca y se realizó un estudio sobre la situación política en el país, que certificó la naturaleza fascista del régimen del general Franco y que se había servido de la ayuda de Hitler y Mussolini para imponerse.
Se consignó que, aun habiendo proclamando un estatus de no beligerancia durante la II Guerra Mundial, España envió a la División Azul, la Legión Española de Voluntarios y la Escuadrilla Azul a combatir a la URSS, tras haberse apoderado de la ciudad marroquí de Tánger en 1940. También se consideró a Franco, junto a Hitler y Mussolini, culpable de la conspiración bélica contra los países que posteriormente formaron la ONU.
Suavización y ayuda
La postura oficial de la ONU emanada de la Resolución 39 buscaba ejercer presión sobre el régimen franquista y así posibilitar su aperturismo. Pero tal objetivo no se cumplió y España entró en una fase que el propio franquismo denominó Autarquía.
Pero si en España nada había cambiado, la situación internacional, en un contexto de Guerra Fría, era otra. La desnazificación de Europa parecía haberse consumado y los antiguos aliados soviéticos de EEUU y Reino Unido eran ahora rivales. El inicio de la Guerra de Corea agudizó las tensiones. En España el régimen interpretó bien la situación y aprovechó para proclamar consignas propagandísticas y presentarse como bastión anticomunista y "faro de Occidente". Pese a las reticencias iniciales de Harry Truman, EEUU empezó a contemplarle como socio.
España no se benefició del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa. Pero en septiembre de 1950 obtuvo la concesión del primer crédito estadounidense de carácter estatal por valor de 62,5 millones de dólares. En total, entre 1951 y 1963, recibió algo más de 1.300 millones, cifra muy inferior a las asignadas a las democracias occidentales europeas.
Y, sobre todo, 1950 marca la comprensión del carácter estratégico de la península ibérica y la disposición del régimen franquista para alojar bases militares norteamericanas (aéreas y navales). De resultas del progresivo cambio en la orientación de Washington para con la España franquista, en el seno de la ONU se empieza a modular otro enfoque respecto a este país.
Inclusión e ingreso
Así, el 4 de noviembre de 1950, pese a la oposición de la Unión Soviética, Bielorrusia, Ucrania (estas dos repúblicas soviéticas gozaban entonces de voto propio), México, Yugoslavia, Israel, Polonia, Checoslovaquia, Guatemala y Uruguay, la ONU aprobó revocar las recomendaciones para impedir el ingreso de España en la organización y retirar a embajadores y ministros acreditados en Madrid.
Francia y Gran Bretaña se abstuvieron, pero la mayoría de países latinoamericanos y todo el bloque árabe votó a favor. Se derogaba así la Resolución 39 de 1946, que según el propio Truman solo había servido para fortalecer al régimen de Franco en vez de debilitarlo. El aislamiento internacional de España había concluido, al menos en términos jurídicos. Porque, por ejemplo, la Argentina del general Perón lo burló durante años.