Tres convenios bilaterales establecidos entre EEUU e Israel para promover la cooperación científica eliminarán las restricciones geográficas en una ceremonia este 28 de octubre en el asentamiento de la ciudad de Ariel, en el norte de Cisjordania, a la que asistirán Netanyahu y el embajador estadounidense, David Friedman.
"Esto es realmente trascendental", dijo el profesor Eugene Kontorovich director del 'think tank' de extrema derecha, Kohelet Policy Forum, quien ha sido uno de los principales proponentes del cambio de política en los últimos años.
Para Kontorovich los nuevos acuerdos "envían un mensaje importante de que la ciencia no tiene fronteras y no se puede politizar".
Los acuerdos originales establecen que "los proyectos de cooperación patrocinados por la Fundación no pueden llevarse a cabo en áreas geográficas cuya administración por parte del Gobierno de Israel comenzara después del 5 de junio de 1967", es decir, Cisjordania y los Altos del Golán.
Por su parte, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, condenó el miércoles el acuerdo de cooperación estadounidense-israelí.
"Este es un precedente peligroso e inaceptable, frente al cual no podemos permanecer en silencio", dijo el portavoz oficial de Abás, Nabil Abu Rudeina, a la agencia de noticias palestina Wafa.
Muchos ven en este acuerdo un primer paso para el reconocimiento de Estados Unidos de la soberanía israelí en asentamientos de Cisjordania.
"Rechazamos esta política [norte]americana que intenta ayudar a Israel a consolidar su ocupación de tierra palestina. Ninguna de estas políticas dará legitimidad a nadie. Los asentamientos algún día desaparecerán", añadió el portavoz.
En noviembre de 2019, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, suavizó la posición oficial de Washington sobre el asunto. Rechazó una cláusula legal del Departamento de Estado de 1978 que sostenía que los asentamientos civiles en los territorios ocupados son "incompatibles con el derecho internacional".
La ampliación de estos acuerdos son el último gesto de legitimidad de la Administración Trump a los asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado, que la mayoría de la comunidad internacional considera ilegales.