"Todavía no se han detectado nuevas reacciones adversas, así que por el momento todo está bien", aseguró Guintsburg.
El 26 de octubre el dirigente del Centro Gamaleya mencionó entre los posibles efectos secundarios el aumento de la temperatura hasta 38 grados centígrados, dolores de cabeza, dolores musculares y enrojecimiento de la piel en el lugar de la inyección.
Según los datos de Guintsburg, ninguno de los voluntarios vacunados en verano "ni siquiera ha cogido resfriado, ni se ha enfermado, ni se ha infectado, aunque oficialmente los ensayos clínicos terminaron".
Al mismo tiempo "las estadísticas muestran algunas pruebas PCR positivas y algunas enfermedades pero (estos voluntarios) habrían recibido placebo", dijo Guintsburg, "podremos hacer el balance preliminar solo a mediados de noviembre".
El pasado 11 de agosto Rusia registró la vacuna contra el COVID-19 Sputnik V. El fármaco se produce en cooperación con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF).
La vacuna consta de dos componentes:
- el primero se basa en el adenovirus humano tipo 26,
- y el segundo, en el adenovirus humano recombinante del tipo 5. El medicamento se administra dos veces, en un intervalo de 21 días.
Sputnik V pasó dos fases de pruebas y la tercera y definitiva se lleva a cabo en la actualidad en 40.000 personas, de las cuales 10.000 deben recibir el placebo para verificar la eficacia de la vacuna.
Según Guintsburg, la mitad de los voluntarios recibió el primer componente de la vacuna y unos 9.000, ya el segundo.