Tras el confinamiento, los negocios de España esperaban que el verano revirtiera la desalentadora situación económica a la que había dado lugar el virus. Sin las expectativas cumplidas en muchos casos, el fin de año emergía como posible luz al final del túnel para algunos. Pero cada vez más empresarios están perdiendo la esperanza en que la Navidad los salve vistas las circunstancias.
El presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), Eduardo Zamácola, apunta a que estas restricciones "pueden suponer una debacle absoluta" para la campaña de Navidad, habitualmente muy generosa. En esta ocasión "es inviable que repitamos las mismas ventas que el año pasado". No es de extrañar, dadas las limitaciones de movilidad y de aforo y la crisis económica sobrevenida.
En este sentido, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) apunta a que es preferible hacer ahora todo lo posible a base de restricciones para intentar salvar la campaña navideña.
"Está en juego la vida de miles de pequeños negocios, si no paramos la propagación de los contagios, los trabajadores autónomos perderán el 30% de la facturación anual que (normalmente) se produce en la campaña de Navidad, suponiendo una catástrofe económica que sería muy difícil de solucionar", asegura el presidente de la organización, Eduardo Abad.
Por suerte, hay margen para el optimismo. La vicepresidenta para la Región Europa y con responsabilidades en España de la empresa de análisis de datos Rebold, Ruth Blanch, destaca que el ahorro que han logrado alcanzar muchos clientes durante el verano podría traducirse en más dinero de cara a las compras de Navidad. Además, están por delante fechas de gran volumen de compras online, como el Black Friday o el ciberlunes, a finales de noviembre, donde, obviamente, las limitaciones de movilidad no serán un problema.