Anteriormente, la agencia DPA divulgó las palabras de un representante oficial del Ministerio de Justicia alemán, quien informó que las autoridades alemanas están revisando la tercera solicitud de Moscú sobre asistencia legal a Navalni, recibida el 25 de septiembre.
"Es un procedimiento totalmente habitual que no debemos debatir más", afirmó Schroeder, quien también preside la junta directiva de Rosneft.
El exlíder germano también se opuso a vincular la situación en torno a Navalni y el proyecto Nord Stream 2.
"Una cosa no tiene nada que ver con la otra", dijo Schroeder, señalando que de no plasmarse el proyecto, se desperdiciarían unos 10.000 millones de euros.
El político exhortó a "asegurar el suministro de energía" a Berlín, y reconoció que no sabe "cómo hacerlo a precios razonables sin Rusia".
El pasado 22 de septiembre, el activista anticorrupción ruso Alexéi Navalni fue dado de alta del hospital universitario Charité en Berlín, tras pasar allí 32 días, 24 de ellos en cuidados intensivos.
Navalni fue trasladado a Berlín tras haber pasado dos días en un hospital de la ciudad rusa de Omsk, en Siberia, luego de que perdiera el conocimiento durante un vuelo de Tomsk a Moscú.
Según los médicos de Charité, los síntomas de Navalni apuntaban al envenenamiento con un inhibidor de colinesterasa.
Un laboratorio militar de Alemania y, posteriormente, laboratorios de Suecia y Francia determinaron que el opositor ruso había sido envenenado con un agente del grupo del Novichok, una sustancia prohibida por la Convención sobre las Armas Químicas. Alemania proporcionó las muestras correspondientes a la OPAQ.
La Fiscalía General de Rusia hizo llegar a las autoridades alemanas tres solicitudes para poder determinar si en lo ocurrido "hubo elementos de un posible crimen", algo que resulta imprescindible "para abrir un expediente penal, de acuerdo con la legislación rusa".
Moscú califica de infundada la versión de Berlín sobre lo ocurrido con Navalni y espera respuestas oficiales a las solicitudes enviadas.