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¿Es extrapolable a España una reforma a la italiana para reducir el número de parlamentarios?

El reciente referéndum en Italia, cuyo resultado habilita una importante reducción en el número de sus parlamentarios, suscita el interés de la opinión pública. ¿Cabe preguntarse sobre la idoneidad de una reforma similar en España? ¿Es necesario acudir a un referéndum? La mayor o menor representatividad del sistema democrático estaría en juego.
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Los días 21 y 22 de septiembre los italianos votaron mayoritariamente a favor de reducir su representación parlamentaria de 945 escaños hasta 600 (400 diputados y 200 senadores). En España el Congreso cuenta con 350 diputados y el Senado con 265 senadores, una cifra total (615) algo superior al nuevo umbral en Italia.

¿Tendría sentido proceder a una reforma similar en España, donde según las encuestas la clase política parece haberse revelado en los últimos años como el segundo mayor problema del país tras el desempleo?

Un caso no extrapolable

En España la representatividad política equivale a una proporción de 1 parlamentario por cada 135.299 habitantes. En realidad, es una ratio menor que la de varios países de su entorno más inmediato. Así, por ejemplo, Francia presenta una relación de 1/116.289. La ratio en Reino Unido es de 1/103.116, y la de Alemania de 1/117.301.

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Desde esta perspectiva comparada, el país ibérico presenta un índice de representatividad política más bien bajo. En opinión del politólogo Carlos Fernández Esquer, secundar el ejemplo italiano sería "bastante contraproducente". En declaraciones a Sputnik, este investigador del Centro de Estudios de Partidos Políticos de la Universidad de Educación a Distancia (UNED) considera inconveniente proceder a una reforma similar con la que no se ganaría representatividad. "Primero porque el Congreso español es uno de los parlamentos cuyo número de diputados por habitante está entre los más bajos. Para equipararnos con el resto de países, lo suyo sería aumentar su número, no reducirlo. Cuantos menos diputados, menor proporcionalidad por las circunscripciones".

"Si uno de los reproches habituales hacia el sistema electoral español es que produce una elevada desproporcionalidad, una reforma que redujese aún más el número de diputados, iría en contra de la proporcionalidad", explica.

Un ahorro tal vez insustancial

Tras las crisis de los últimos años, en la percepción de la ciudadanía española se ha instalado una especie de recelo ante la clase política en general y ante el supuestamente elevado gasto derivado del sistema parlamentario. En 2019, por ejemplo, el presupuesto ejecutado del Congreso ascendió a casi 76 millones de euros.

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En el caso italiano, el partido impulsor del referéndum, el Movimiento 5 Estrellas, estima en unos 100 millones de euros el ahorro que entraña el redimensionado de sus cámaras. Un hipotético cambio en España, ¿redundaría a ojos de la opinión pública en un ahorro no exiguo? "Los diputados españoles, en comparación con otros países europeos, tienen uno de los sueldos más bajos. En Italia son mucho más altos, ganan más de 10.000 euros al mes. Aquí el sueldo base son 4.000, así que el ahorro sería muy relativo. Nuestros diputados no son especialmente caros", asegura Fernández Esquer.

¿Un senado desconocido?

Tal vez el sentido de una iniciativa como la italiana tuviera acaso cabida en España en relación a la propia función del Senado, pues en los últimos tiempos el imaginario colectivo parece también albergar dudas sobre su utilidad.

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"El Senado ha sido una institución clásicamente discutida desde la restauración en España de la democracia", explica a Sputnik Toni Aira, profesor de Comunicación Política en la UPF Barcelona School of Management. "Porque es una cámara que no ha acabado de cumplir el propósito que en teoría tiene encomendado como cámara de representación territorial. De ahí que, a nivel ciudadano, no se sepa exactamente qué aporta, qué suma". A su juicio, hay un "problema de información" que ha derivado en un problema político. El resultado es que esta institución "no goza de buena percepción ciudadana".

En cualquier caso, subraya este experto en comunicación, "antes de plantearse una reforma de la cámara, cabe preguntarse si cumple o no con la función que en teoría tiene encomendada". "Porque se podría criticar que no se intente el cumplimiento de su cometido antes de un redimensionado". Para Aira, una hipotética reducción del número de senadores daría el mensaje de "que no se refuerza esa institución ni la función que debería ejercer".

"La duda entonces sería por qué directamente no se suprime o se prescinde del Senado", concluye.
El trámite jurídico

España no tendría que acudir a una reforma constitucional para proceder a una modificación de sus parlamentos. De hecho, la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) plantea la posibilidad de una modificación de la horquilla de representantes sin necesidad de tocar la Constitución.

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"Se puede modificar la LOREG para moverse dentro de la horquilla de 300-400 diputados en el Congreso", explica el politólogo Carlos Fernández Esquer, quien recuerda que las reformas constitucionales en España en principio no requieren de un referéndum. "Las leyes orgánicas requieren una mayoría absoluta en el Congreso, pero no hace falta llegar a la aprobación de tres quintas partes o dos tercios de la cámara". Pero para modificar la horquilla, sí habría que reformar la Constitución por procedimiento ordinario, "lo cual requiere una mayoría de tres quintas partes en cada una de las dos cámaras. Y en caso de que una décima parte de los diputados solicitara la activación del referéndum, se sometería a votación".

El trasfondo de la reforma en Italia

"La reforma en Italia ha sido lo que yo llamo populista, dado que se ha planteado como un castigo a unas élites consideradas corruptas, ineficientes, que tienen secuestrada la voluntad popular frente a un pueblo homogéneo y estupendo", explica Fernández Esquer.

A su parecer, lo sucedido en el país transalpino no ha sido un intento de enfrentar los problemas reales de su modelo, "que es el llamado bicameralismo perfecto". La diferencia con España en este aspecto estriba en el predominio aquí del Congreso sobre el Senado, "por lo que no hay tanto riesgo de experimentar bloqueos políticos".

"Pero en Italia no han abordado el problema del bicameralismo perfecto, no se mejora la calidad democrática con un menor número de parlamentarios. Más bien es una reforma revanchista, que expresa la indignación de la ciudadanía hacia los políticos", zanja Fernández Esquer.

En su opinión, el caso italiano "no plantea reformas institucionales que sirvan para solventar los problemas que tienen las instituciones y el funcionamiento de la democracia en Italia. Y en España sería igual: los datos comparados no aconsejan reducir el número de diputados, más bien al contrario", concluye.

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