Decenas de millones de personas en todo el mundo sufren de una enfermedad del hígado conocida como esteatohepatitis no alcohólica. Es causada por el exceso de grasa y azúcar en la dieta y el ingrediente que más la causa es la fructosa, destaca Alexéi Buyevérov, gastroenterólogo, doctor en Ciencias Médicas y profesor de la Primera Universidad Médica Estatal de Moscú Séchenov.
Todo puede terminar con la diabetes tipo 2, ataques cardíacos y apoplejías debido a la aterosclerosis de los vasos, insuficiencia hepática y carcinoma del hígado.
Al ser procesada, la fructosa se convierte en grasas que luego son depositadas principalmente en el hígado y estimulan su inflamación. La gente suele consumir alimentos con un alto contenido de ese tipo de azúcar considerándolos buenos para la salud.
"Por ejemplo, se trata de jugos. Allí se encuentra fructosa en su forma más dañina: ya está disuelta y se absorbe rápidamente y, por lo tanto, inmediatamente se transforma en grasa", explica Buyevérov.
"Teníamos a un paciente que se estaba cuidando bien, llevando una vida sana. Resulta que comió mucha miel, pensaba que era saludable. Sus cambios en el hígado desaparecieron después de que abandonó este alimento", revela el médico.
¿Cómo protegerse de enfermedades del hígado?
Hay que evitar los alimentos con carbohidratos de cadena corta, especialmente la fructosa y las grasas animales. Buyevérov aconseja comer más verduras frescas.
El efecto protector también lo tiene hacer ejercicio, el café natural y, sorprendentemente, pequeñas dosis de alcohol. Lo óptimo es no beber más de 30 g de etanol por día para los hombres y 20 g para las mujeres. Es mejor conseguir alcohol en forma de vino seco.