El caza MiG-29 de la Flota del Norte de Rusia despegó para identificar y escoltar el último blanco aéreo. Lo hizo "cumpliendo estrictamente las normas internacionales sobre el uso del espacio aéreo", comunicaron en el Centro Nacional de Control sobre la Defensa de Rusia.
"Antes los vuelos eran realizados con menor frecuencia que ahora, principalmente por aviones de reconocimiento. Sin embargo, ahora comenzaron vuelos regulares con entrenamiento y simulacros de ataques con misiles, y se emplea un gran número de aviones", comentó.
De hecho, el 1 de septiembre cazas rusos escoltaron tres bombarderos estratégicos B-52H de la Fuerza Aérea de EEUU sobre el mar Báltico. El día anterior, el 31 de agosto, un caza Su-27 de la Fuerza Aeroespacial de Rusia interceptó cuatro aeronaves de la OTAN que se estaban dirigiendo hacia la frontera rusa. Además de ello, a lo largo de la última semana los cazas rusos tuvieron que despegar tres veces para escoltar las aeronaves de la Fuerza Aérea de Noruega sobre el mar de Barents.
No solo en el aire: la presencia de la OTAN en el mar
De hecho, últimamente los países de la OTAN han incrementado sus actividades no solo en el espacio aéreo próximo a Rusia sino también en el mar.
"Las fuerzas y medios de la Flota del Norte de Rusia comenzaron a monitorear las acciones de un grupo de buques de guerra de la OTAN liderado por el destructor USS Ross de la Armada de EEUU que entró en el mar Barents el 7 de septiembre de 2020", destacaron desde el ente.
Precisamente este sistema fue uno de los puntos de desacuerdo entre Rusia y EEUU en el marco del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF). Moscú considera que la presencia del sistema Aegis en las proximidades con la frontera rusa supone una violación de dicho tratado. La razón de ello es que, a pesar de ser unos sistemas defensivos, en cuestión de horas pueden ser adaptados para realizar ataques con misiles de crucero dotados de ojivas nucleares. Con ello, EEUU se retiró unilateralmente del tratado en agosto de 2019.